Más allá de un duelo clásico entre los socialistas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que encabeza Sánchez, o los conservadores del Partido Popular (PP) de Feijóo, el avance de la ultraderecha de Vox es la principal preocupación de los electores.
Unos 37 millones de ciudadanos podrán acudir a las urnas el próximo domingo, aunque de ellos alrededor de 2,6 millones lo hicieron por correo. Y aunque el bipartidismo sigue siendo dominante (PSOE y PP), la incursión de Vox plantea un componente nunca antes visto en el país ibérico.
“Desmontar el sanchismo” ha sido la base de la campaña del PP contra el Ejecutivo, mucho antes de que se adelantaran los comicios generales para el 23 de julio. Una estrategia de demonizar a Sánchez, en primer lugar, a Podemos señalado como izquierda radical, y a cualquier componente identificado con el progresismo (Izquierda Unida) devenido movimiento Sumar de Yolanda Díaz.
La bajada de la inflación, el crecimiento económico, del empleo, la subida del salario mínimo o la reforma laboral, entre otras realidades, son negadas sistemáticamente por el PP, en contravía de los criterios de organismos internacionales y de los internos.
Cierto que el poder adquisitivo descendió y los precios de la energía son bastante elevados. Sin embargo, en comparación con la media europea, España parece mostrar mejores sensaciones.
INSUFICIENTE
Como se diría en inglés, “not good enough” (nada es suficiente), porque el relato parece escrito desde hace mucho tiempo y hay un tipo de elector español que mira a la derecha con esperanzas de cambios económicos positivos.
En la narrativa prevaleciente, los puntos flacos del bloque de izquierdas en el Gobierno, a la sazón el PSOE con la alianza Unidas Podemos (Izquierda Unida y Podemos) lograron aplacar escándalos de corrupción del PP.
Maquillaron un extraño manejo de compra de mascarillas por el hermano de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid y la pugna entre la mandamás de la capital con Pablo Casado, líder hasta el pasado año del PP, terminó pasándole factura.
Asumió, procedente de Galicia, Núñez Feijóo y los astros parecieron alinearse a su favor. Aun pactando con Vox en dos comunidades autónomas importantes, primero Castilla y León, y recientemente Valencia, no pareció importarle al electorado.
Vox niega el cambio climático, la violencia de género, el pasado dictatorial de España, el aborto, el matrimonio igualitario o la inmigración ilegal, entre otros temas, y su líder, Santiago Abascal, se perfila como futuro vicepresidente de Feijóo.
Sánchez, en cualquier caso, no se rinde. Mi diagnóstico particular es que el PP está desfondado, y que el Partido Socialista está remontando, declaró en una entrevista hoy con TVE.
El último resquicio que quedaría, según algunos observadores, es si ninguna fuerza política obtuviese mayoría viable, aun dentro de los pactos posibles.
En tal caso hipotético, España podría enfrentarse a un bloqueo que daría lugar a la convocatoria a nuevas elecciones, algo que tiene antecedentes en 2015 y en 2019.
mgtft