En entrevista con Prensa Latina, el jefe de misión ahondó que las autoridades en Addis Abeba ejecutan una agenda de reforma económica con el fin de transformar a Etiopía de un país básicamente agrario de bajos ingresos a uno industrializado de renta mediana baja para 2030.
Eso requerirá -indicó- un gran esfuerzos de todos los resortes económicos, incluido el sector privado en medio de una disminución de la capacidad de financiamiento del Estado.
Los esfuerzos también abarcan reformas políticas y sociales en la complejidad de un país con más de 80 comunidades étnicas y nacionalidades que tienen sus propios idiomas, diversas culturas y tradiciones, entre las cuales se pretende lograr equidad y convivencia pacífica.
Igualmente, que fortalezcan las instituciones democráticas, la gestión gubernamental nacional y local, robustezcan la sociedad civil, garanticen los derechos humanos y los partidos políticos, acotó el embajador.
Como parte de esa transformación se preparan elecciones generales para el 22 de junio abiertas a 40 millones de etíopes que elegirán entre candidatos de 47 partidos. A la votación se invitaron observadores de la Unión Africana (UA) y la Unión Europea, además de 111 veedores nacionales, señaló.
Uno de los puntales del abarcador proyecto económico es la Represa del Gran Renacimiento Etíope, GERD por sus siglas en inglés, en el Nilo Azul, al que Etiopía aporta el 86 por ciento de su caudal y sin embargo hasta ahora no se beneficia del mismo.
La hidroeléctrica que allí también se construye -dijo- servirá para electrificar el 60 por ciento de la población rural que hoy no tiene fluido eléctrico, así como también vender energía a naciones fronterizas.
El vecino Sudán y especialmente Egipto expresan aprehensión de que esa obra reduzca el torrente del Nilo del cual también se abastecen. Addis Abeba sostiene que la edifica sobre principios aceptados internacionalmente para su uso equitativo y razonable, y sin causar daños significativos a los países que el río atraviesa.
Desde hace meses, se realizan negociaciones tripartitas en particular los últimos encuentros bajo el auspicio de la UA pero sin llegar a acuerdo aún.
Uno de los grandes retos internos es la normalización de la vida en la norteña región del Tigray donde a fines de 2020 caudillos locales rompieron con el gobierno central.
En medio de la exacerbación política el Frente Popular para la Liberación del Tigray atacó a las fuerzas de defensa nacional, a poblados e instalaciones públicas, a lo que el ejército respondió para restablecer la ley y el orden.
El Embajador Kedida aseguró que el gobierno proporciona asistencia humanitaria a la población local con ayuda de agencias internacionales, y se esfuerza por rehabilitar las instituciones sociales, reconstruir la infraestructura dañada, las telecomunicaciones y electricidad.
En medio de esos esfuerzos, el gobierno etíope denunció incursiones de tropas de Sudán en zonas fronterizas, con ataques y saqueos a agricultores, destrozo de cultivos y ocupación de áreas.
El diplomático afirmó que Etiopía demandó la retirada sudanesa de los territorios afectados y se comprometió a resolver el litigio fronterizo a través del diálogo y las normas mundialmente establecidas.
Pero en caso de que Jartúm incumpla con el derecho internacional y los acuerdos bilaterales, Addis Abeba se reserva el derecho a la legítima defensa, aseveró Kedida.
mh