Los trascendidos más frescos afirman que los jefes militares de los países miembros de la Cedeao tienen un plan para una intervención armada en Níger si los autores del golpe castrense del pasado 26 de julio rehúsan volver a las barracas y liberar al defenestrado mandatario.
La decisión del ente regional y el plazo fueron adoptados el pasado 30 de julio y el anuncio provocó una reacción urticante de los gobiernos de Guinea (Conakry), Mali y Burkina Faso, todos resultantes de golpes de estado castrenses, los tres con apoyo popular.
Tanto Mali, como Guinea y Burkina Faso advirtieron que considerarán cualquier agresión contra Níger como una declaración de guerra en su contra, arista nueva que confiere a la crisis dimensión regional.
En las últimas horas las autoridades de Chad dijeron estar en contra de cualquier acción de fuerza contra la nueva administración nigerina.
Aparte de esa connotación, la situación en Níger es relacionada de manera tangencial con la guerra en Ucrania, detonante de una dinámica de las potencias occidentales para recabar el apoyo africano en detrimento de Rusia, hasta ahora con magros resultados.
Ante este complejo contexto, cada vez más enrevesado, solo queda observar qué nuevos acontecimientos trae el paso de las horas y si persiste la tendencia a la complicación con la entrada en escena de nuevos actores, una posibilidad siempre a tener en cuenta.
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