De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas, se trata de una cuestión temporal que debe cambiar «con la recuperación de la economía, la expansión sostenida de la demanda del mercado, la mejora continua de la relación entre la oferta y la demanda y la eliminación progresiva de los efectos de la alta base comparativa del año pasado».
Además, el índice de precios al productor (IPP) de China, que mide los costos de los bienes en la puerta de la fábrica, bajó un 4,4 por ciento interanual en julio.
Recientemente el vicegobernador del Banco Popular de China (PBOC), Liu Guoqiang, descartó una posible deflación en 2023, elemento clave para el consumo interno.
Beijing buscará disminuir aun más la brecha entre la oferta y la demanda con la aplicación de políticas de apoyo financiero e inversión dirigidas a la producción y la infraestructura principalmente.
Según el experto, después de agosto próximo se espera que el IPC de China comience a aumentar gradualmente, luego de un primer semestre de fluctuaciones en este indicador.
Por otro lado, el máximo ente planificador de China abogó por intensificar la regulación de la macropolítica y promover el consumo como vías para lograr la estabilidad económica.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, entre las tareas para alcanzar esos objetivos están aumentar la inversión, apoyar al desarrollo de la economía real, promover aún más la reforma y la apertura del país, así como mejorar el bienestar público.
oda/idm