Subrayó que el bloque comunitario no esperó las conclusiones de la investigación iniciada por la Organización de Aviación Civil Internacional y tampoco le hizo caso a las explicaciones ofrecidas por el presidente belaruso, Alexandr Lukashenko, el pasado 26 de mayo.
Un avión de la aerolínea irlandesa Ryanair que cubría la ruta de Atenas a Vilna el pasado 23 de mayo, realizó un aterrizaje de emergencia en Minsk luego de un mensaje de amenaza de bomba a bordo.
En la capital belarusa la nave fue revisada y no se encontró ningún explosivo. Sin embargo, durante el control de documentos fue detenido Román Protasévich, uno de los fundadores del opositor canal de Telegram Nexta, considerado extremista en ese país.
Protasévich es acusado de varios delitos, incluida la organización de disturbios públicos, dado el papel de sus canales de Telegram en la coordinación de las protestas postelectorales del pasado año en Belarús.
Países miembros de la UE acusaron a Minsk de ‘secuestrar’ el avión bajo un pretexto inventado, por lo que prohibieron a las compañías de aviación belarusas volar sobre sus territorios, así como estudian imponer sanciones adicionales contra Minsk.
Sobre la reacción internacional tras los hechos, el mandatario belaruso acusó a la oposición y a los enemigos externos del país de protagonizar una guerra híbrida ‘sin límites de sentido común y de moralidad humana’, apuntó.
Advirtió que tal campaña no está dirigida solo contra Belarús. ‘Somos un campo de pruebas para ellos. Una plataforma experimental antes de lanzarse hacia al Este. Después de probar con nosotros, irán hacia allí’, dijo, en clara referencia a Rusia.
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