Según manifestó el científico en el sitio oficial de la Agencia Espacial Rusa, el viento solar se propaga desde el Sol a una velocidad de 400-500 kilómetros por segundo, pero en la Tierra es detenido por un campo magnético, aunque a veces las partículas penetran detrás de este escudo y dan lugar a las auroras polares.
En la Luna no hay campo magnético ni atmósfera, por lo que el viento solar “bombardea” directamente la superficie. La peculiaridad de esta interacción con la Luna, con su capa de plasma y polvo, será investigada por uno de los instrumentos: el analizador ARIES-L, explicó Zeliony.
El cohete portador Soyuz-2.1b con la estación automática Luna-25 fue lanzado desde el cosmódromo de Vostochny el 11 de agosto.
El 16 de agosto el aparato debe entrar en órbita circunlunar y se espera un alunizaje suave el 21.
El domingo, la Agencia Espacial Rusa informó de que los instrumentos científicos de la misión Luna-25 se encendieron por primera vez y como resultado se obtuvieron los primeros datos de mediciones del vuelo, que el equipo científico comenzó a procesar.
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