El reciente ingreso de estos funcionarios y su celebración de reuniones con organizaciones separatistas representan una violación flagrante de la soberanía e integridad territorial de Siria y de los principios del derecho internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad, afirmó la Cancillería por medio de una declaración.
Calificó de una mentira descarada la alegación norteamericana de que esta visita y las reuniones tenían como objetivo resolver los problemas de los residentes de la provincia de Deir Ezzor o lo que llamó “peligros de injerencia desde el extranjero”.
Esto demuestra el enfoque hipócrita promovido por la administración estadounidense que saquea la riqueza y las capacidades del pueblo sirio e impone medidas coercitivas unilaterales injustas, ilegítimas, inhumanas e inmorales, que matan a los sirios sin piedad, aseguró la nota.
El Ministerio puntualizó que esta flagrante injerencia en los asuntos internos de Siria por parte de Estados Unidos y su apoyo ilimitado a grupos terroristas y milicias separatistas demuestran una vez más el papel destructivo y saboteador de Washington, cuyo objetivo es prolongar la guerra y agudizar el sufrimiento del pueblo.
Damasco reitera su condena a estas prácticas y expresa su derecho de defender su soberanía y proteger a sus ciudadanos por todos los medios garantizados por el derecho internacional, indicó el texto.
Manifestó la determinación del Ejército de extender el control y la soberanía del Estado en todo su territorio, así como poner fin a todas las formas de ocupación y presencia ilegal de fuerzas extranjeras.
A pesar de las repetidas denuncias de Siria en las Naciones Unidas y en los foros internacionales, Washington sigue manteniendo al menos 12 enclaves ilegales, en su mayoría en los campos de petróleo y gas, principalmente en la región de al-Jazira (este del río Éufrates).
Las llamadas Fuerzas Sirias Democráticas (FDS), respaldadas por Estados Unidos, ocupan extensas zonas de la región siria de al-Jazira, que abarca partes de las provincias de Deir Ezzor, Hasakeh y Raqa, y algunas zonas en el nordeste de Alepo, donde incrementan sus prácticas separatistas y criminales aprovechando el apoyo que reciben de la administración estadounidense.
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