Harlem, en el Alto Manhattan, regala el sonido del jazz, de los clubes íntimos de esa música sensual, de edificios históricos y una herencia afroamericana que tiene ahora la mixtura de la migración.
Sus viviendas son una combinación a la usanza del siglo XIX y modernos edificios que se empinan hacia el cielo y su calle principal, la 125, es la sede del Teatro Apollo, que algunos suelen decir que aquí se percibe el alma de la cultura estadounidense.
Cuenta la historia que Harlem fue predominantemente ocupada por judíos e italianos americanos en el siglo XIX, pero afroamericanos residentes comenzaron a llegar en grandes cantidades durante la Gran Migración una centuria después.
En las décadas de 1920 y 1930, Central y West Harlem fueron el centro del Renacimiento de Harlem, un importante movimiento cultural afroamericano.
Ese Harlem fue el que abrió las puertas a un joven líder de una entonces revolución naciente 63 años atrás.
El 18 de septiembre de 1960 Fidel Castro llegó a Nueva York para la XV sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, recordó a Prensa Latina la doctora Rosemarie Mealy, autora del libro que documentó el diálogo que sostuvieron el líder cubano y Malcolm en el Hotel Theresa.
Cuando los hoteles se negaron a alojar a la delegación cubana Fidel “se mantuvo firme y declaró que prefería acampar en el jardín de la ONU antes de rendirse a una condición humillante”, expresó la doctora Ilyasah Shabazz, hija de Malcolm X.
Fue así que aceptó la invitación de alojarse en el Theresa, en pleno corazón de Harlem, y el 19 de septiembre ocurrió “el encuentro alrededor de la medianoche”, apuntó Mealy.
Justo seis décadas y tres años después dieron un cálido recibimiento al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, en el Shabazz Center, que preserva el legado de Malcolm X.
“Hemos venido a honrar a Malcolm X y, con él, rendir tributo a nuestros hermanos y hermanas afroamericanos, al pueblo de los Estados Unidos, a quienes luchan por la justicia, contra la explotación y la segregación. A todos los que creen, como Malcolm, que un mundo mejor es posible”, dijo el mandatario.
Para la doctora Shabazz la visita de Díaz-Canel la víspera fue un momento “es simbólico y nos sentimos muy honrados y fortalecidos por ello”, expresó la hija de Malcolm X a esta agencia de noticias.
El Shabazz Center, ubicado en la popular barriada donde confluyen Harlem y Washington Heights, en el Alto Manhattan, evidenció el poder de la calidez, de la amistad y como mencionaba a partir de una experiencia personal, por esos lugares se respira el poder de los abrazos.
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