Al comentar sobre el tema precisó que hay una proliferación de diferentes formas y tipos de penalidades unilaterales que encara el mundo, y aseveró que todos los sistemas de salud son muy vulnerables a esas medidas restrictivas.
Douhan advirtió contra la aplicación de sanciones secundarias, toda vez que afectan peligrosamente las garantías fundamentales de quienes viven en los países penalizados.
El uso creciente de castigos civiles y penales tiene graves implicaciones negativas para los derechos humanos de las personas que viven en naciones sancionadas, incluido su derecho a una atención sanitaria adecuada y oportuna, afirmó.
La experta explicó que este tipo de puniciones lleva cada vez a más casos de cumplimiento y políticas excesivas para reducir el riesgo de ser objeto de restricciones coercitivas, lo que sólo provoca más sufrimiento en las poblaciones vulnerables.
Douhan subrayó los efectos negativos del cumplimiento excesivo de las sanciones unilaterales por parte de los sectores empresarial y financiero, que complican la adquisición y entrega de medicamentos, equipos médicos y otros suministros humanitarios exentos de cualquier clase de restricción.
Asimismo, citó los efectos psicológicos, especialmente en los jóvenes, por la pérdida de esperanza debida a la dramática situación económica, la falta de empleo, alimentos y medicinas en países como Siria o Cuba.
“La desilusión y el sufrimiento psicológico se ven agravados también por la falta de disponibilidad de medicamentos especializados, incluso para afecciones de salud mental, depresión posparto y otros tipos de depresión, trastorno de ansiedad-depresión, conductas y pensamientos suicidas, autolesiones y otras afecciones”, abundó.
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