Los creadores fueron seleccionados por los curadores Diana Nawi y Pablo José Ramírez, y el evento desde su edición inaugural en 2012 cuenta con un programa que se ha convertido en plataforma de lanzamiento cada vez más prestigiosa para el talento de Los Ángeles.
Reseña en su web la institución sede que las prácticas de los artistas que trabajan en el área metropolitana de Los Ángeles abrazan el valor de la artesanía, la materialidad, el desempeño y la colectividad.
La bienal sitúa el arte como un campo ampliado de la cultura que se entrelaza con la vida cotidiana, redes comunitarias, historias e identidades indígenas y diaspóricas.
El predominio de artistas negros y morenos (y particularmente chicanos y latinos) en la muestra refleja no sólo la demografía de la ciudad sino el mercado del arte en general, según afirmó la curadora Nawi.
Según sus palabras el ensamblaje tiene “raíces en la diáspora negra, en África occidental, el Caribe, el sur estadounidense, así como en Los Ángeles, donde artistas negros del siglo XX como Purifoy y John Outterbridge, fallecidos en 2021, fueron entre sus practicantes más admirados.
La bienal que hoy comienza destaca la obra de algunos de sus herederos espirituales, como Tessa Tolliver y Dominique Moody, manifestó Nawi.
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