Allí se les rindió tributo a esas dos grandes figuras, dijo el embajador de la isla caribeña, Marcos Rodríguez.
De manera póstuma, a Eusebio Leal Spengler, promotor del rescate del Centro Histórico de La Habana, y a Miguel Barnet, quien ha cimentado las investigaciones científicas sobre la identidad cubana, a través de la Fundación Fernando Ortiz.
Es, además, Premio Nacional de Literatura, gracias a obras fundamentales como Biografía de un cimarrón, reeditada en México.
El embajador Rodríguez Costa, se congratuló de que en el marco de la 34 Feria y del 155 aniversario de la Guerra de Independencia de su patria, se rindan esos honores y se traiga en los tambores parte de la cultura de la isla.
El evento fue inaugurado por la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y el director del Instituto de Antropología, Diego Prieto, y durará 11 días.
En ese tiempo se presentarán en su sede del Museo de Antropología del parque Chapultepec 150 presentaciones editoriales, 10 homenajes, 12 foros académicos, 21 conversatorios, 74 talleres, 54 presentaciones artísticas y 15 documentales, según el programa oficial.
Los invitados Cuba y Sonora hicieron gala de su arte, la primera con sus reconocidas danzas yorubas, y la segunda con las del venado y de pascola, que son tradicionales en esa región mexicana, con lo cual dieron un matiz muy especial al encuentro editorial más importante de su tipo en América Latina.
Frausto dijo que el Museo Nacional de Antropología es un espacio donde conviven los testimonios de culturas que nos antecedieron, con las expresiones vivas de sus pueblos herederos, como lo demuestran sus salas etnográficas, las cuales están siendo renovadas en el marco del proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura.
Las raíces culturales de México se honran, como en ningún lugar, en este museo, y celebrar una feria del libro en este recinto, desde hace 34 años, es una oportunidad de abrir puertas al conocimiento de lo que nos hace singulares y, a su vez, nos une, señaló.
La secretaria hizo un aparte para reconocer la calidad de la danza del venado y de pascola, interpretadas por indígenas yaquis de Vícam, Sonora, y la danza yoruba, a ritmo de tambores batá, que llegó a Cuba mediante la esclavitud, afirmó.
Ambas expresiones, agregó, nos hacen recordar que la cultura es irrenunciable. Hay muchas maneras de migrar, pero nunca podrán despojarnos de lo que somos; el que esa raíz mantenga su señorío y honor es la mayor muestra de que sigue viva.
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