Biden habló desde la Oficina Oval, un día después de un viaje relámpago a Tel Aviv, donde se reunió con los principales líderes de Israel y ratificó el apoyo de su administración al régimen sionista.
El discurso en horario estelar ocurrió en vísperas de que la Casa Blanca solicite más de 100 mil millones de dólares al Congreso para entregar ayuda y recursos a Ucrania, Israel, así como a Taiwán y entidades relacionadas con la protección de la frontera de Estados Unidos con México.
Dijo que apoyar a Ucrania e Israel es una cuestión de seguridad nacional de Estados Unidos cuando el mundo se encuentra en un punto de inflexión y que enviará mañana una «solicitud presupuestaria urgente» al Capitolio.
En sus palabras lamentó el asesinato de un niño palestino estadounidense en Chicago por un crimen de odio y prometió que está «buscando todas las vías para traer» de vuelta a casa a los nacionales que estarían cautivos tras el ataque del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) a Israel el pasado 7 de octubre.
«Como presidente, no hay mayor prioridad para mí que la seguridad de los estadounidenses que se mantienen como rehenes», subrayó.
La alocución de Biden se produjo además en un momento de caos en la Cámara de Representantes, porque más de dos semanas después de la escandalosa destitución de su presidente Kevin McCarthy aún sigue sin sucesor.
Según medios de prensa, Biden, quien ha proclamado su labor en política exterior como una fortaleza, tiene ahora el mundo casi desmoronado a sus pies entre guerras y tensiones.
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