Desde entonces fueron destruidas 15 mil 749 viviendas y otras 10 mil 935 quedaron inhabitables, mientras, 142 mil 500 sufrieron daños menores o moderados, alertó la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en su último informe sobre la situación en ese territorio.
La entidad detalló que desde el inicio de la escalada de violencia se documentaron 72 ataques contra la atención sanitaria en la Franja, que provocaron 16 muertes y 30 heridos entre los trabajadores del sector.
OCHA precisó que las bombas afectaron a 34 instalaciones de salud, incluidos 19 hospitales y 24 ambulancias dañados.
Doce hospitales y 46 clínicas de atención primaria ya no funcionan por falta de combustible o por los daños sufridos, subrayó.
Hasta la fecha, 206 instalaciones educativas fueron afectadas, incluidas al menos 29 escuelas de la Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (Unrwa), señaló.
Más de 1,4 millones de palestinos huyeron de sus hogares en los últimos 17 días para escapar de los bombardeos israelíes, incluidos 580 mil que se desplazaron a centros de la Unrwa, subrayó.
Unos 700 mil se refugiaron en viviendas de familiares o amigos y 101 mil buscaron protección en hospitales, iglesias y otros edificios públicos, explicó.
Estimó que más del 15 por ciento de los desplazados internos tienen discapacidades, aunque la mayoría de los refugios no están adecuadamente equipados para sus necesidades.
En medio de este panorama, OCHA resaltó que “los recursos esenciales como agua, alimentos y medicinas son críticamente escasos”.
Cinco de los principales hospitales del territorio levantaron tiendas de campaña dentro de sus recintos para alojar a los pacientes debido a la falta de espacio disponible.
El hospital Shifa, en la ciudad de Gaza, el más grande de la Franja de Gaza, brinda atención a cinco mil personas, aunque su capacidad es de apenas 700, lamentó.
El organismo internacional reveló que unos 45 mil palestinos se refugian en la actualidad tanto dentro como alrededor de ese centro de salud.
Estas y otras instalaciones están al borde del colapso por la escasez de electricidad, medicamentos, equipos y personal especializado, indicó la institución de la ONU.
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