Con sede en esta capital, el evento estuvo enfocado a las comunidades rurales, donde implementan el proyecto Resiliencia Climática en los Ecosistemas Agrícolas (IRES), precisó el organismo mediante un comunicado de prensa.
En el foro participaron expertos de la Dirección de Suelos y Sanidad Vegetal del Ministerio de Agricultura (Minag), representantes del Cuerpo de Guardabosques y de instituciones gubernamentales.
También asistieron integrantes de instancias locales que ponen en práctica el IRES, bajo la dirección del Minag y con la asistencia técnica de la FAO, en sitios como Los Arabos, en la occidental provincia de Matanzas; Corralillo, Santo Domingo y Quemado de Güines en Villa Clara (centro), y Amancio, Colombia y Jobabo en Las Tunas (oriente).
Según destacó la fuente, el IRES cuenta con financiamiento del Fondo Verde para el Clima, el cual destinó 38 millones de dólares para la iniciativa, cuyo propósito es impulsar sistemas agroalimentarios capaces de mitigar los efectos del cambio climático y aportar beneficios a la alimentación.
El taller nacional, precisó la FAO, examinó las salvaguardas ambientales y sociales en curso para garantizar una gestión responsable en aras de evitar, minimizar y compensar impactos adversos no intencionales en el medio ambiente y las personas, en cada una de las fases del proyecto.
Entre las principales acciones, el organismo destacó el manejo de especies exóticas invasoras como el marabú, el estímulo del policultivo en las áreas de siembra y el uso de biofertilizantes y otros medios biológicos para el control de plagas.
Durante el encuentro, el coordinador nacional del IRES, Wilfredo Arregui, resaltó la importancia de la integración interinstitucional con vistas a fortalecer capacidades en el empleo de modernas maquinarias para el desbroce de marabú, así como de avanzar en la rehabilitación productiva mediante la introducción de sistemas forestales, agroforestales y silvopastoriles.
Las gestiones ambientales y sociales responsables, acotó la FAO, deben ayudar a mejorar el ciclo hidrológico, las tasas de infiltración de agua en los suelos y aumentar la disponibilidad y la calidad del líquido.
Otro aspecto prioritario es la dotación de conocimientos diversos en materia de agroecología, medidas de adaptación y mitigación al cambio climático y gestión de riesgos.
Dichas acciones también potencian la participación y el liderazgo de mujeres, al promover su acceso a fuentes de empleo, maquinaria, implementos agrícolas e ingresos por la comercialización de las producciones, valoró la entidad de Naciones Unidas.
jcm/mjm