En el Palacio de Convenciones, los asistentes al III Congreso Nacional de Medicina Familiar reflexionaron acerca de la importancia de establecer un sistema de salud en el que sea vital entender la necesidad y la demanda. Luego es preciso organizar la oferta para proveer los servicios.
Hay que transformar la estructura en la oferta de servicios, que respondan a las necesidades y las demandas, estas últimas por lo general basadas en la enfermedad.
Los médicos solo ven a los pacientes cuando están enfermos, y viceversa, y eso no es positivo, comentaron los expertos. Resulta imprescindible trabajar en el concepto de salud, que las personas entiendan que hay una diferencia entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable.
Puntualizaron la importancia de renovar las ideas sobre el manejo de las enfermedades no transmisibles, especialmente el factor de la cronicidad.
Los esfuerzos deben estar dirigidos a convertir la atención primaria de salud, en una plataforma de código abierto.
Coincidieron que hoy la muerte dejó de ser un componente principal de la carga de enfermedades, ahora lo es generación discapacidades.
Ahora las mujeres viven más que los hombres, pero son más susceptibles a discapacidades, limitación funcional y eventualmente están necesitadas de cuidados, concordaron en ese aspecto.
El reto fundamental es reducir la brecha entre esperanza de vida y esperanza de vida saludable, y se debe tener en cuenta que la desigualdad y la inequidad se reflejan en la calidad de vida de los adultos mayores.
La cita que inició en esta jornada cesará sus sesiones el viernes, y es celebrada bajo el lema “40 años de logros, retos y desafíos de la Medicina Familiar en Cuba, para el logro de la salud universal”.
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