El texto, apoyado por trigésima primera ocasión, recibió dos votos en contra (Estados Unidos e Israel) y un Estado miembro se abstuvo (Ucrania).
Los abrumadores resultados confirman que la comunidad internacional dejó aislado una vez más al gobierno estadounidense al considerar que su guerra económica contra la isla constituye la violación más flagrante de los derechos humanos del pueblo, obstaculiza el desarrollo de ese país y por su alcance extraterritorial perjudica también a otras naciones.
El canciller Bruno Rodríguez, al intervenir ante el organismo internacional, denunció que el bloqueo es un acto de guerra económica en tiempos de paz, dirigido a anular la capacidad del gobierno para atender las necesidades de la población, crear una situación de ingobernabilidad y destruir el orden constitucional.
Con saña y precisión quirúrgica, se ataca a los sectores más sensibles de la economía y se busca deliberadamente infligir el mayor daño posible a las familias cubanas, detalló el ministro de Relaciones Exteriores.
Rodríguez afirmó que su país continuará con su esfuerzo transformador y revolucionario, en la búsqueda de salidas al cerco que impone el imperialismo estadounidense y de vías para avanzar hacia la prosperidad con justicia social que merece la mayor de las Antillas.
Al conocer los resultados de la votación, el presidente Miguel Díaz-Canel aseguró que esa fue una «nueva victoria del pueblo cubano y de su Revolución; el reconocimiento y apoyo de la comunidad internacional al heroísmo y a la resistencia de Cuba, así como el triunfo de la dignidad y la valentía de nuestro pueblo».
El mandatario además calificó de ridículo el discurso del representante estadounidense y señaló que sus palabras, llenas de mentira, calumnias e hipocresía, deberían darle vergüenza ante la condena inmensamente mayoritaria contra su política «genocida, injusta y criminal».
Por otro lado, en esta semana, periodistas de la nación caribeña debatieron en el XI Congreso de la organización gremial sobre el rol del sector en el contexto de una sociedad en red, la superación profesional y la formación de nuevas generaciones.
Coincidieron en que el nuevo modelo de prensa en la mayor de las Antillas permitirá mayor autonomía administrativa, financiera y comercial de los medios públicos, y busca incentivar la calidad con el propósito de elevar la credibilidad entre la población.
En el cierre del foro, el jefe de Estado insistió en la necesidad de perfeccionar el trabajo de la Unión de Periodistas de Cuba y la pertinencia de acudir a la creatividad y la innovación para hacer más eficaz su función informativa y formativa.
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