Por lógica, un aniversario cerrado como ese debió ser motivo de grandes actividades y festejos o discursos de la jefatura de la UE para recordar su fundación oficial el 1 de noviembre de 1993, pero al escuchar a los políticos europeos otros temas toman la delantera.
De acuerdo con entidades financieras especializadas, solo la suspensión de gran parte de los lazos comerciales con Rusia, con la aplicación de un boicot a la compra de energéticos, dejó pérdidas al bloque comunitario por un billón 500 mil millones de euros.
Si se tiene en cuenta que esa cifra recoge un tiempo que apenas llega a un trienio, cuando el intercambio Rusia-UE pasó de casi 500 mil millones de euros en 2021 a apenas 50 mil millones, con tendencia a quedar en cero, entonces es visible la seriedad del problema.
Economías como las de Francia y Alemania, consideradas las líderes de la UE, registraron un visible retroceso, en medio de la política antirrusa de sus gobiernos, con un efecto bumerán tangible.
Tanto el presidente francés, Emmanuel Macron, como el canciller federal alemán, Olaf Scholz, acumularon sendos parámetros de antipopularidad superiores al 70 por ciento, mientras la sociedad parece abocada a demostrarlo en las calles, estiman analistas.
En el caso específico de Scholz, su gobierno de coalición, integrado por socialdemócratas, liberal-demócratas y ecologistas, dio un giro bastante pronunciado de su política hacia Rusia, al pasar de una colaboración económica estrecha al boicot casi total.
Sin embargo, el efecto deseado en Europa de poner en crisis a Rusia con 11 paquetes de sanciones compactas y miles de medidas punitivas quedó lejos del resultado esperado y, por el contrario, afecta en gran medida a las propias economías europeas.
Alemania, por ejemplo, entró en su segundo trimestre de recesión, con una fuga creciente de activos de grandes empresas nacionales como la BASF a Estados Unidos, donde encuentran mejores condiciones para su funcionamiento: inversiones dirigidas y precios energéticos bajos.
De hecho, la BASF en el tercer trimestre declaró pérdidas por 250 millones de euros, cuando hace un año los químicos germanos exhibían ganancias netas por 900 millones de euros, constató RIA Novosti.
Pero la situación en tensa para toda la UE, después que el índice de actividad empresarial en el sector productivo y en la esfera de los servicios cayó a su nivel más bajo desde la pandemia de Covid-19, señaló la misma fuente.
De acuerdo con la Dirección de Estadísticas de la UE, la desocupación en la zona euro, en la que participan 10 de los 27 países del bloque, promedió un 6,5 por ciento en septiembre último.
Mientras ello ocurre, la UE acumuló 85 mil millones de dólares en ayuda para el rearme de Ucrania, desde que el 24 de febrero del pasado año, el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó una operación militar para proteger a la población sublevada de la región del Donbás.
Los mencionados gastos llevaron a gobiernos como el de Alemania a reducir sus designaciones para la ayuda social, los subsidios y apoyo a los desamparados, destaca la prensa belga.
Un estudio reciente del Eurobarometer del bloque comunitario demostró que el efecto bumerán de las sanciones económicas contra Rusia tocaron al estado emocional de muchos europeos, pues se estima que el 62 por ciento de ellos tuvo algún tipo de trauma síquico.
El Instituto Polaco de Economía señaló que los 27 estados de la UE y Reino Unido acumularon pérdidas económicas que superan el 4,2 por ciento de su Producto Interno Bruto, a causa de trastornos en la salud mental, incluida la depresión, de sus ciudadanos.
Así, el consumo de antidepresivos acumula cifras récord nunca vistas en los últimos 20 años, destaca el mencionado instituto, en medio del aumento de las tarifas energéticas, la inflación y el reacomodo del personal de las empresas, destacan expertos.
De otro lado, la crisis en el Medio Oriente llevó a contradicciones internas dentro del bloque comunitario, como ocurrió en una votación en la ONU, donde algunos países europeos apoyaron una resolución contra el genocidio israelí y otros se abstuvieron.
Países como Alemania, donde muchos edificios administrativos exhiben la bandera de Israel en apoyo a su supuesto derecho a la autodefensa, prohíben las manifestaciones a favor de la causa palestina, al considerar que ello puede ser una acción antisemita.
El doble rasero de gobiernos europeos al tratar el tema levantino y las contradicciones en la UE pudiera llevar a cambios abruptos en elecciones en un futuro próximo, a lo cual se suma la crisis económica constatada en muchos estados de la región, estiman expertos.
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