Borrell admitió que, a pesar de las sanciones, la Federación de Rusia pudo rearmarse, al compensar sus pérdidas, y la ofensiva ucraniana enfrentó dificultades.
El jefe de la diplomacia de la UE afirmó que Washington y Bruselas no lograron convencer a los países del Sur global de la necesidad de apoyar a Occidente en la lucha contra Rusia, pese a los esfuerzos de persuasión sobre los países occidentales.
Ambas guerras son completamente diferentes en sus causas y consecuencias, pero seamos honestos: la crisis en Oriente Medio tiene un impacto a largo plazo en nuestra política hacia Ucrania, afirmó.
Borrell enfatizó que la mayoría de los países del Sur global ven la situación en Ucrania no como un problema global, sino solo como un conflicto regional europeo, un problema que la UE y Estados Unidos deben resolver ellos mismos.
Trás el inicio el 24 de febrero del 2022 de una operación militar especial en Ucrania por parte de Rusia en relación con la solicitud de ayuda de los líderes de las repúblicas de Donbass, Occidente comenzó a introducir numerosas sanciones a gran escala en su contra.
Junto con esto, los Estados occidentales empezaron a suministrar armas y equipos militares a Kiev por montos estimados en este momento en decenas de miles de millones de dólares.
La parte rusa ha subrayado repetidamente que el envío de armas por parte de Occidente a Kiev y la asistencia en el entrenamiento del Ejército ucraniano solo prolongarán el conflicto y no cambiarán la situación sobre el terreno.
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