Me parece que fue un acto muy agresivo por parte del Reino Unido, como lo es también el despliegue al mismo tiempo de un portaaviones en el mar del Sur de China, afirmó la cofundadora de la coalición Stop the War, citada este viernes por el diario Morning Star.
Tras acusar al gobierno británico de exacerbar las tensiones y convertir al mundo en un lugar más peligroso, German advirtió que Londres pretende revivir su antigua grandeza imperial a través de la llamada diplomacia de las cañoneras, una política que en su opinión debió desaparecer un siglo atrás.
El Ministerio de Defensa ruso informó el miércoles que aviones y barcos de su flota en el mar Negro hicieron disparos de advertencia y lanzaron bombas en la trayectoria del destructor británico Defender que violó la frontera nacional en aguas cercanas a la península de Crimea.
Las autoridades británicas negaron el incidente, y atribuyeron los disparos a ejercicios militares que realizaban las fuerzas rusas en la zona.
El ministro de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, también afirmó que el destructor estaba realizando un recorrido ‘inocente’ a través de las aguas territoriales de Ucrania, toda vez que Londres no reconoce la autoridad rusa sobre esa zona en disputa.
Un corresponsal de la BBC que viaja a bordo del buque de la Armada británica reportó, sin embargo, que aviones rusos sobrevolaron la embarcación en varias oportunidades, y que dos navíos de la flota del Mar Negro los siguieron a menos de 100 metros.
El Partido Comunista Británico también condenó la decisión del gobierno del primer ministro Boris Johnson de enviar un buque de guerra a las aguas territoriales de Crimea, justo frente a la base naval rusa de Sebastopol.
Este es otro ejemplo del desprecio que siente el gobierno de Johnson por las leyes internacionales y de su creciente participación en la escalada militar de la OTAN en Europa del Este y frente a las costas de China, afirmó el secretario de Relaciones Internacionales de la organización, John Foster.
Las relaciones entre Rusia y Occidente empeoraron a raíz de la situación en Ucrania y la reincorporación de Crimea a Rusia tras el referendo celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96 por ciento de los votantes defendió esta opción.
El Kremlin subrayó en reiteradas ocasiones que su país no es parte del conflicto en Ucrania, y reafirmó que la adhesión de Crimea se había llevado a cabo respetando la legislación internacional y la Carta de las Naciones Unidas.
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