El presidente Guillermo Lasso anunció en su red social X que un contingente de unos mil 700 militares y policías ingresaron este miércoles a ese centro de detención para mantener el control allí tras los intensos disturbios.
El mandatario mostró imágenes y vídeos donde se observa a los uniformados ingresando a la cárcel con armas largas y escudos, custodiados por tanquetas. También revelaron fotos de cómo sometían a los internos, quienes estaban semidesnudos y recostados boca abajo en el piso.
Vamos a seguir con estos controles hasta el último día de Gobierno como un mecanismo de enfrentar la corrupción del sistema y desarmar a las organizaciones criminales que operan dentro de los centros. El Estado tiene que mantenerse firme en su objetivo de controlar la violencia en las cárceles y en las calles, manifestó Lasso.
Sin embargo, los enfrentamientos entre grupos delictivos son cada vez más frecuentes en las penitenciarías ecuatorianas, puntos de cruentas masacres de reos en los últimos años, sin que las autoridades puedan asegurar el control pese a varios decretos de estados de excepción.
Medios locales de prensa han cuestionado el silencio del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) que no se pronuncia con respecto a los disturbios que se iniciaron desde la tarde del lunes.
Según información preliminar los encuentros ocurrieron en los pabellones 4, 5 y 9, los cuales, de acuerdo con un informe del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado (OECO) y la Policía Nacional, están controladas por bandas criminales como Latin Kings, Águilas, Los Choneros y los Lobos.
Desde 2020, las cárceles ecuatorianas son escenario de disturbios, en los cuales han muerto más de 450 privados de libertad.
La crisis de inseguridad en esta nación sudamericana se debe en gran medida a lo que ocurre en las cárceles, controladas internamente por bandas criminales.
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