La información es destacada por medios de prensa que señalan que el TSE aprovecho la inscripción de candidatos presidenciales de Arena, Nuestro Tiempo, FPS y Fuerza Solidaria, para considerar valida la candidatura de Bukele que enfrentó una andanada de reclamos para que fuera invalidada.
El Supremo inscribió a cuatro candidatos a Presidente de la República: Luis Parada (Nuestro Tiempo); Joel Sánchez (Arena), José Renderos (Fuerza Solidaria) y a Marina Murillo (FPS), luego que con anterioridad declaró firmes las candidaturas de Nuevas Ideas, Nayib Bukele, y del Frente Farabundo Martí, Manuel Flores.
La única candidatura que tiene prevenciones pendientes de resolver es la de José Cardoza, del partido PAIS, que mantiene una disputa de autoridades partidarias.
La posición del órgano electoral reitera el rechazo que ya se anticipaba a los recursos de nulidad y revocatoria en contra de la candidatura presidencial del actual mandatario presentadas por abogados y miembros de la oposición.
Los letrados recibieron cuatro recursos de nulidad en contra de la inscripción del presidente, además de dos solicitudes de revocatoria en contra de cuatro magistrados propietarios y un suplente.
El pasado 7 de noviembre, 24 horas después de la publicación de la resolución de inscripción, los abogados José Marinero y Salvador Enrique Anaya, así como representantes de los partidos opositores Arena y Nuestro Tiempo, acudieron a presentar demandas de nulidades que no avanzaron en la consideración del órgano rector de los comicios.
En opinión del abogado José Marinero el rechazo de nulidad presuntamente convierte en cómplices a los miembros del foro porque aceptaron un proyecto dictatorial y aseguró que pese al rechazo “habrá registro del papel de complicidad que el TSE decidió cumplir con el proyecto dictatorial y de cómo decidieron apartarse de su mandato constitucional».
Consumada la candidatura del actual mandatario con su presunto ingrediente anticonstitucional, algunos opositores recuerdan que Bukele en al menos dos ocasiones dijo que la Constitución salvadoreña no permitía la reelección inmediata.
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