Hubo dudas de la capacidad gubernamental para organizarlas y miedos por las complejidades del contexto nacional. Según varios analistas, debían aplazarse porque lo aconsejaban, principalmente, tensiones étnicas en zonas del país y la situación en el septentrional estado de Tigray.
No obstante, fueron realizadas y, a juzgar por opiniones de integrantes de dispares organizaciones e incluso observadores, transcurrieron pacíficamente, con gran asistencia popular y acorde al orden impuesto por la Covid-19.
Así lo manifestaron Abdilahi Aouled Ali Meci y Olusegun Obasanjo, jefes de las misiones observadoras de la Fuerza de Reserva de África Oriental y la Unión Africana (UA), respectivamente, quienes agradecieron las garantías para cumplir sus labores.
Las votaciones avanzaron sin incidentes importantes, aseguró Meci, y destacó la seguridad, alta participación de mujeres y jóvenes, y prioridad conferida a personas discapacitadas y adultos durante el proceso.
Fue mejor que años anteriores en términos de abrir espacios para la participación electoral, señaló en intercambio con periodistas Obasanjo, presidente de Nigeria entre 1999 y 2007.
Criterios parecidos pronunciaron representantes de Rusia, participante también como observador, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo de África Oriental, la Junta Nacional Electoral y organizaciones civiles locales.
Aún hay mucha expectación. Las votaciones deben completarse en dos distritos del estado de Benshangul Gumuz y están por anunciarse los resultados certificados. Pero ya muchos aseguran que fueron exitosas.
Eso dicen las reacciones y las reseñas, diferentes de las de comicios anteriores o, más importante, la estabilidad en la nación las fechas siguientes a la jornada electoral.
Durante la semana, además, sobresalió una petición de Addis Abeba a la Organización de Naciones Unidas para que aliente a Sudán y Egipto a respetar el liderazgo de la UA en la negociación por la Gran Presa del Renacimiento.
En una carta, Etiopía rechazó los intentos egipcios y sudaneses de incluir al Consejo de Seguridad de la ONU en el proceso y acusó a ambos de socavar el debate dirigido por la organización continental.
Asimismo, el ministerio de Relaciones Exteriores anunció que pronto repatriará a los etíopes indocumentados varados en Arabia Saudita y negó un supuesto ataque de la fuerza aérea nacional contra civiles en Tigray.
No hay una nueva guerra, declaró Dina Mufti, portavoz de la cancillería. ‘El gobierno no masacra civiles, ese es un intento del Frente de Liberación Popular de Tigray para opacar el éxito de las elecciones’.
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