Hace pocos días la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) del Gobierno de Estados Unidos informó que cerca de 233 salvadoreños fueron detenidos a diario durante el mes de octubre tratando de ingresar ilegalmente por la frontera sur de ese país sin determinar la cifra de los que logran entrar.
Durante los 31 días de octubre los arrestos se elevaron a siete mil 250 pese a la negativa de las autoridades salvadoreñas que afirman la inmigración está descendiendo cuando Washington reparte migajas con programas de visados de trabajo.
Por ejemplo, la memoria de labores de la Cancillería local presentó detalles sobre los tres mil 312 beneficiarios del programa con Estados Unidos entre junio de 2022 y marzo de 2023. Del total, un 33 por ciento de las visas se otorgó a mujeres y un 67 por ciento a hombres.
Los datos indican que seis de cada 10 seleccionados tenían de 26 a 45 años, mientras que un 28 por ciento rondó los 18 a 25 años y un nueve tuvo de 46 a 66 años.
Hay una diferencia notoria entre los que entran de forma legal y los que lo hacen mediante un largo recorrido a través de Guatemala y México, a veces en solitario y otras en caravanas que están expuestas a bandas criminales que trafican con el dolor humano y a la persecución por parte de las autoridades de ambos países cada vez más presionadas por la Casa Blanca.
La suma de arrestos en octubre 2023 representan un incremento del 11 por ciento en comparación a igual etapa de 2022 cuando fueron detenidos seis mil 69 salvadoreños que avanzaban en busca de mejores oportunidades para mantener a familias que quedaron atrás entre lamentaciones y esperanzas, según las autoridades.
No obstante, lo que destacó octubre en cuanto a arrestos no fue lo máximo, pues un mes antes, en septiembre, el total de detenciones en la frontera sur fue de siete mil 550, una cifra un poco mayor y que muestra la tendencia migratoria creciente.
Según los estadounidenses, en los primeros 10 meses de este año el número de arrestos fue de 52 mil 304 salvadoreños y sin embargo, los principales voceros del gobierno dicen la inmigración hacia el vecino del norte baja.
En Casa Presidencial no se escucha el lamento de los miles de compatriotas que recurren al éxodo como salida a sus problemas de hambre y de falta de oportunidades, según opositores, y por el contrario ante el alza de detenciones en septiembre y octubre mantienen su discurso de descenso que se contabilizó en el año fiscal 2023 (61,515) con relación al periodo fiscal 2022 (97,030).
Al respecto, la diputada opositora por el Frente Farabundo Martí, Anabel Belloso, al igual que otros voceros, atribuye la crisis migratoria a la falta de oportunidades, en especial en el campo salvadoreño, afectado por situaciones climáticas adversas y carencia de apoyo oficial y políticas efectivas.
Otros como Claudia Ortiz, del partido Vamos, no se quedan cortos al identificar la pobreza, la desigualdad y la violencia como causas de éxodo. “Vivimos en un país contradictorio: donde se gastan millones para dar una apariencia de prosperidad hacia el exterior (por ejemplo Miss Universo 2023), pero en el que a la gente le cuesta cada vez más sobrevivir», destacó.
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