Salpicado con notas escritas a mano, animales de peluche y flores, el memorial también rinde tributo a las más de 25 personas heridas la noche del 19 de noviembre de 2022 en Colorado Springs, cuando un hombre armado ingresó en ese espacio LGBTQ+ y comenzó a disparar.
El dolor no ha desaparecido en la comunidad mientras lucha por avanzar en medio de una tensión persistente, comentan reportes de medios locales.
Muchos sobrevivientes del tiroteo dijeron que se sienten incómodos con la idea de que el Club Q reabra de cualquier forma, ya sea en la ubicación original o en una nueva.
Durante meses, han protestado por la decisión de los propietarios de reabrir, lo cual, expresaron, los obligaría a revivir el trauma de ver a un hombre armado abrir fuego en lo que alguna vez fue su espacio seguro.
En febrero, el equipo directivo del lugar anunció que reabriría el club en el mismo lugar y agregaría un monumento para rendir tributo a los muertos en el ataque.
Pero el mes pasado se anunció que el club reabriría en una nueva ubicación no muy lejos de distancia de la actual.
Los tiroteos masivos ocurren con demasiada frecuencia en Estados Unidos. Nadie está a salvo, pues se producen en cualquier momento: una fiesta, una escuela, el supermercado, una iglesia, un evento deportivo, en bares, restaurantes, áreas juego, hospitales y hasta en funerales, de noche o a plena luz del día.
En lo que va de 2023 el país registra 606 de esos incidentes letales, el peor de ellos arrebató 18 vidas y dejó 13 heridos en Lewiston, el pasado 25 de octubre, cuando un reservista del Ejército abrió fuego en una bolera y un bar en esa ciudad de Maine.
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