Los bombardeos aéreos y de artillería tuvieron como blanco muchos sitios históricos importantes para el patrimonio cultural palestino, recalcó en un comunicado el Euro-Med Human Rights Monitor.
Esta política incluye incursiones contra lugares arqueológicos, edificios antiguos, lugares de culto y museos, subrayó.
La organización no gubernamental recordó que el derecho internacional humanitario prohíbe en todas las circunstancias el ataque deliberado contra sitios culturales y religiosos, que no constituyen objetivos militares legítimos ni una necesidad militar imperativa.
Como ejemplo citó la destrucción del minarete de la Gran Mezquita Al-Omari, levantado hace mil 400 años.
Con una superficie total de aproximadamente cuatro mil 100 metros cuadrados, incluidos mil 800 metros cuadrados de área cubierta, ese templo es el más grande y antiguo del enclave costero.
Tres iglesias históricas de la Franja también fueron atacadas por el ejército israelí, incluida la de San Porfirio, construida en el año 407, resaltó.
La ONG destacó que los militares también arrasaron la mayor parte de la Ciudad Vieja de la ciudad de Gaza, que alberga 146 casas antiguas, además de mezquitas, iglesias, mercados y escuelas de importancia histórica.
También fue dañado el sitio arqueológico de Al-Balakhiya y el antiguo puerto de Gaza, incluido tanto en la Lista del Patrimonio Islámico como en la Lista preliminar del Patrimonio Mundial, añadió.
Otros edificios también sufrieron daños como el Monasterio de San Hilarión, en Tell Mmm Amer, construido hace más de mil 600 años; la Casa de Al-Ghussein, una estructura histórica de finales de la era otomana, y el Hammam de Smara, una vivienda de baños públicos levantada en el siglo XIV, apuntó.
El Euro-Med denunció que al menos seis centros culturales y cinco librerías fueron destruidas por los ataques israelíes, incluidos el Centro Cultural Ortodoxo, el Museo Cultural Al-Qarara y el Museo de Rafah.
Las sedes de la Asociación Nuestros Hijos para el Desarrollo, el Centro de Cultura y Artes de Gaza, la Asociación Milad, el Centro Cultural Social Árabe, la Asociación de Teatro Hakawi y otras instituciones culturalmente relevantes sufrieron igual destino, lamentó.
“La destrucción y el ataque contra sitios históricos y arqueológicos puede constituir un crimen de guerra según el Estatuto de Roma por el que se establece la Corte Penal Internacional”, advirtió.
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