El pequeño de seis años volvía a la tierra natal luego de perder a su madre en un naufragio, permanecer secuestrado en el estado norteamericano de Florida y tras siete meses de disputas legales y políticas entre las naciones separadas por 90 millas.
Elián González nació en el municipio de Cárdenas, en la occidental provincia de Matanzas, el 6 de diciembre de 1993.
Cuando faltaban pocos días para celebrar un nuevo cumpleaños, el 22 de noviembre de 1999, junto a su mamá, Elizabeth Brotons, y otras 12 personas, subió a una embarcación rústica para salir ilegalmente del país y emprender rumbo a Estados Unidos, bajo la promesa de residencia permanente de la Ley de Ajuste Cubano.
El bote zozobró en medio del océano y casi todos los tripulantes (11) perecieron, incluida a Brotons. ‘Me quedé dormido; cuando volví a abrir los ojos, no vi a nadie, no vi a mi mamá’, relataría el niño después.
También contaría cómo ella, ‘sin saber nadar, apostó por salvar mi vida: me supo sujetar a la balsa (una cámara de neumático), cubrirme con una manta y dejarme esa botella de agua’.
El 25 de noviembre unos pescadores encontraron a Elián desfallecido sobre esa especie de flotador, frente a las costas de Florida, y el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos (INS por sus siglas en inglés) lo puso bajo la custodia de Lázaro González, un tío-abuelo residente en la ciudad de Miami y quien solo lo había visto una vez.
El padre del infante, Juan Miguel González, no supo de la salida hasta demasiado tarde, pero a las alturas del 27 de noviembre ya tenía enviada una carta al Ministerio de Relaciones Exteriores cubano para que tramitara ante las autoridades norteñas el regreso de Elián, mensaje también escuchado por el Consejo de Estado.
El 2 de diciembre de 1999 González fue recibido por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, quien conoció sobre su vida, la relación con el niño, e incluso le comentó que si quería ir a Estados Unidos a estar con su hijo y quedarse, no había problema.
‘Le manifesté que no tenía interés en ir allá, lo que quería era que me regresaran a Elián. Y me respondió: ‘Tranquilo. A partir de mañana mismo se vuelca el pueblo, el país completo a hacer el reclamo’, subraya el texto titulado Juan Miguel González: Fidel tenía a Elián como su hijo, del periodista Enrique Ojito.
Fidel Castro conocía que en más de 40 años Washington jamás accedió a una petición legal de ese carácter, por lo que la devolución solo ‘podría lograrse mediante una intensa batalla política y de opinión pública nacional e internacional’, destacaría el estadista.
Y así sucedió. El 5 de diciembre, frente a la Oficina de Intereses de Washington en esta capital, centenares de jóvenes protestaron contra la retención del niño, preludio de lo que más tarde serían marchas multitudinarias y tribunas abiertas en distintas ciudades del país.
También el acontecimiento daría inicio a la llamada Batalla de Ideas, iniciativa de Fidel Castro que desarrolló más de 170 programas en las esferas sociales y económicas de Cuba.
Como parte de ese proceso surgió el espacio radiotelevisivo Mesa Redonda, cuya primera emisión, el 16 de diciembre de 1999 y titulada ¿En qué tiempo se puede cambiar la mente de un niño?, puso a dialogar a psicólogos, psiquiatras y pedagogos sobre la situación de Elián y cuánto era manipulado por quienes negaban su regreso.
El 5 de enero de 2000 el INS reconoció el derecho de patria potestad de Juan Miguel González sobre su hijo, decisión respaldada por la fiscal general Janet Reno.
El retorno quedó fijado para antes del 14 de ese mes, pero los parientes y grupos anticubanos de Miami apelaron y llevaron el caso ante los tribunales norteamericanos. Elián seguía secuestrado.
Al tiempo, medios norteamericanos lo mostraban rodeado de juguetes, disfrazado de personajes, con ropa y zapatos nuevos, un poni; la congresista Ileana Ros-Lehtinen envolvió al pequeño en la bandera de las 50 estrellas, y él llegó a aparecer ante una cámara con una frase en inglés aprendida de memoria, diciendo que no quería regresar a Cuba.
Juan Miguel González viajó junto a su esposa Nersy Carmenate y su otro hijo a Washington el 6 de abril para la batalla legal por Elián, pero demoró otros 16 días en reunirse con el niño, tras un operativo federal que lo rescató de manos de los secuestradores.
Después de amenazas constantes, de intentos de soborno para que se quedara en Estados Unidos, y de que una señora en Miami rezara y dijera: ‘Señor mío, tumba ese avión’, Juan Miguel bajó con su Elián en brazos por la escalerilla de la nave, en el aeropuerto José Martí de La Habana, a las 19:53, hora local, del 28 de junio del año 2000.
Sobre la historia, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez escribió: ‘el verdadero naufragio de Elián no fue en alta mar, sino cuando pisó la tierra firme en los Estados Unidos’.
Para el periodista Iroel Sánchez, la llegada del niño a Florida fue convertida por los grandes medios de comunicación en ‘materia prima para la demonización de Cuba’, y, según la agencia de noticias rusa Sputnik, este hecho polarizó aún más las diferencias entre el pueblo de la isla y los exiliados en el país norteño.
Como apuntó el político Ricardo Alarcón, Elián fue ‘sometido al maltrato infantil más impune y publicitado’, y su secuestro ‘conmovió a toda la sociedad cubana y nos transformó en una sola familia’.
Sobre el hecho, Fidel Castro declaró: En ninguna ‘de las ocasiones de nuestras luchas experimenté tan intensa emoción como cuando al abrirse la puerta del avión que los trajo de Estados Unidos, después de tantos meses de batallar sin tregua, vi emerger a (…) las figuras de Juan Miguel y Elián (…), convertidos en gigantes símbolos morales de nuestra patria’.
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