Por Adriana Robreño
Corresponsal jefa en Ecuador
La más reciente encuesta de Perfiles de Opinión, publicada este noviembre, señala que el gobernante -que aseguró resolver los problemas del país en 100 minutos- se despide con apenas un 12,29 por ciento de aprobación.
Lasso deja la nación en medio de la mayor ola de inseguridad de su historia, quebrada en el ámbito fiscal, y con una sensación de que no hizo nada durante su administración, interrumpida por él mismo con su decreto de muerte cruzada en mayo pasado.
Entre ofrecimientos, contradicciones y mentiras, el jefe de Estado saliente acumula una lista de desaciertos que caracterizan al peor gobierno de la historia, afirmó el periodista Leonardo Parrini.
Las promesas incumplidas y los problemas del Ecuador de hoy superarían las 300 páginas de su libro o los 19 minutos del documental presentado a pocos días de su salida del cargo para exponer su legado y contrastar así la opinión de un gobierno fracasado.
DE LA VACUNACIÓN EXITOSA AL RECHAZO POPULAR
En el momento en que el jefe de Estado llegó al Palacio de Carondelet la pandemia de Covid-19 hacía estragos en el país y la vacunación era una prioridad para los ecuatorianos, imprescindible por cuestiones sanitarias y para reactivar la economía.
En ese contexto, el Ejecutivo impulsó un plan de inmunización que logró vacunar a nueve millones de personas en los primeros 100 días, un hito considerado la obra más importante del Gobierno de Lasso.
No obstante, como indica Parrini, la vacunación, “medida obvia de la que tanto se ufanaron sus publicistas”, no fue suficiente.
Poco después de la aplicación de las dosis, la popularidad del mandatario comenzó a caer en picada ante la falta de otras acciones.
La ceguera de Lasso le impidió ver la realidad y al parecer tampoco sabe de cifras oficiales: se perdieron 75 mil empleos en un mes (octubre 2023), la economía no crece más de 1,5 por ciento, sin dinero ni para sueldos de los burócratas y con un déficit fiscal de cinco mil millones de dólares.
A pesar de que su nombre apareció en la conocida investigación internacional Pandora Papers, supo bandearse internamente, pero luego, en 2022, la Asamblea Nacional hizo su primer intento por destituirlo por la gestión de las protestas del movimiento indígena, las cuales paralizaron el país durante casi tres semanas en reclamo de un freno a las políticas neoliberales.
Pese a las muertes en esas manifestaciones debido a la represión y a la conmoción social, el entonces gobernante consiguió salvarse de esa moción de censura y estableció un proceso de diálogo con el movimiento indígena, muchos de cuyos acuerdos están pendientes de cumplimiento.
DERROTA EN SU REFERENDO, JUICIO POLÍTICO Y MUERTE CRUZADA
En febrero de 2023, Lasso convocó a un referendo popular en busca de cambiar algunos artículos de la Constitución, pues en el legislativo tenía pocas probabilidades de avanzar en sus intenciones. Sin embargo, la ciudadanía en las urnas respondió No a las ocho preguntas propuestas por el Ejecutivo sobre temas relacionados con seguridad, medio ambiente y participación popular.
A partir de ese momento, debilitado por el resultado electoral y golpeado por las denuncias de supuesta corrupción en empresas públicas, el mandatario se vio golpeado por acusaciones de presuntos nexos con el narcotráfico en una trama a través de su cuñado Danilo Carrera y un amigo, Ruben Cherres, quien fue asesinado poco después.
Con esos argumentos, la oposición comenzó un proceso de juicio político en el legislativo para destituir a Lasso, aunque tras la revisión del caso por la Corte Constitucional, sólo pudo ser acusado por presunto peculado (malversación) en contratos de la empresa pública Flota Petrolera Ecuatoriana.
Cuando la Asamblea estaba a punto de votar la posible destitución del gobernante, él invocó la «muerte cruzada», mecanismo previsto en la Constitución, pero nunca antes aplicado.
De esa forma disolvió el parlamento, adelantó su salida del cargo y anticipó elecciones generales, sufragios realizados en dos vueltas, el 20 de agosto y el 15 de octubre, que conllevaron a la victoria del candidato de derecha Daniel Noboa, de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN).
INSEGURIDAD, CIFRAS DE TERROR
La inseguridad marcó los casi 30 meses que Guillermo Lasso estuvo en el poder y pese a la veintena de estados de excepción decretados no pudo frenar la violencia ni el auge del crimen organizado.
La administración de su predecesor, Lenín Moreno, dejó el país ya con 14 muertes por cada 100 mil habitantes y una primera masacre carcelaria con 79 víctimas, pero en lugar de mejorar ese escenario, la situación se recrudeció y Ecuador podría cerrar el presente año con más de siete mil homicidios.
Esa cifra rompería el triste récord de 2022, cuando hubo cuatro mil 603 muertes violentas, que ya era la peor cifra de la historia.
A su vez, la crisis carcelaria quedó en evidencia en 14 matanzas en cinco cárceles del país, con un saldo de 387 presos asesinados.
Según la tesis gubernamental, esa situación se debe a la cada vez mayor incautación de drogas y los golpes contra el narcotráfico aunque expertos consideran que la pobreza, así como la falta de empleo y oportunidades, fomentan la vinculación de los jóvenes a los grupos delincuenciales.
En su plan de trabajo, el presidente Lasso prometía proteger la vida y el bienestar de los ciudadanos, pero actualmente Ecuador es uno de los 10 países con mayor criminalidad y las ciudades costeras de Durán y Guayaquil entraron en la lista de las más violentas del mundo.
En ese contexto se inserta la violencia política, con 88 casos de ataques entre 2022 y 2023, como el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, según un reciente informe del Observatorio Ciudadano de Violencia Política.
El documento señala que entre los hechos reportados figuran asesinatos (34 por ciento), como el de Villavicencio y el del alcalde de Manta Agustín Intriago; atentados (48 por ciento); amenazas (10 por ciento); secuestros (cinco por ciento); y asaltos (tres por ciento).
ECONOMÍA Y ÉXODO MIGRATORIO En el ámbito económico tampoco se puede hablar de buenos resultados, ya que en cuanto al empleo, por ejemplo, más de la mitad de los trabajadores se encuentran en la informalidad, es decir, sin ganar el salario básico ni las garantías establecidas en la ley.
Líderes de municipios y parroquias rurales del país andino han demandado a Lasso las asignaciones pendientes para las administraciones locales.
Los prefectos de las 24 provincias expresaron su preocupación por la falta de recursos económicos, lo cual conlleva a la paralización de obras públicas y limita la preparación para el fenómeno climático El Niño.
Los gobiernos autónomos provinciales afirman que la administración central les debe 563 millones de dólares.
Por otro lado está el riesgo de caer en default o impago de obligaciones contraídas con organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), porque el déficit fiscal está al alza, los atrasos en el sector público se acumulan y el dinero escasea frente a múltiples necesidades.
El FMI proyectó un déficit fiscal de cinco mil millones de dólares, que representa cerca del cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), al cierre de este año.
En octubre, ese organismo recortó la proyección de crecimiento del país sudamericano para 2023 a 1,4 por ciento, en vez del 2,9 por ciento vaticinado a principios de año, mientras que la perspectiva para 2024 también disminuyó a 1,8 por ciento.
A eso se suma que el mandatario saliente deja a su sucesor una crisis energética, con un déficit de generación eléctrica que provocó desde finales de octubre apagones después de 14 años sin ese tipo de racionamientos.
Entre las promesas pendientes quedaron la meta de duplicar la producción petrolera, que actualmente está en cifras menores a la heredada, y sus intenciones de formar parte de la Alianza del Pacífico.
También ofreció firmar al menos 10 acuerdos comerciales y hasta la fecha se concretaron solamente los convenios con Costa Rica, China y Corea del Sur, y recientemente se rubricó un memorando de entendimiento con República Dominicana para iniciar negociaciones.
Lo que sí se puede decir que cumplió el mandatario fue el aumento del salario mínimo, el cual pasó de 400 dólares al inicio del mandato a 450 actualmente, un incremento de 25 dólares por año, aunque su idea era llegar a los 500 dólares en el período completo.
Asimismo, Lasso se enorgullece -incluso lloró al hablar del tema- de la disminución de la desnutrición de menores, que cayó 3,5 por ciento este año, en comparación con 2018, según datos publicados en la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI).
En general, las crisis económica y de inseguridad provocaron una nueva ola migratoria entre los ecuatorianos, que prefieren dejarlo todo y arriesgar sus vidas en peligrosas rutas hacia Estados Unidos.
Según la Subsecretaría de Migración, cuatro mil 433 ecuatorianos fueron deportados desde ese país norteño y también desde México en 2022, y más de 14 mil en 2023, mientras analistas hablan de más de 200 mil ecuatorianos emigrados en los últimos dos años.
En esas circunstancias, Lasso deja el poder este 23 de noviembre y para los ecuatorianos comienza un periodo lleno de expectativas con Daniel Noboa al frente del Ejecutivo, un joven también de tendencia conservadora, heredero de una de las familias más ricas del país, quien en un año y medio deberá demostrar si es capaz de sacar adelante a la nación.
Para el historiador Juan Paz y Miño, «Noboa no alterará el modelo económico heredado» y quizás sólo «suavice comportamientos políticos», como el enfrentamiento y la persecución a los opositores, principalmente de la izquierdista Revolución Ciudadana.
arb/avr