“Las jóvenes palestinas han sido sometidas a prácticas indescriptibles en las prisiones de la ocupación”, afirmó a la prensa que la esperaba en su vivienda en Jerusalén poco después de su excarcelación.
Jaabis fue liberada a medianoche junto con 38 mujeres y niños palestinos como parte del segundo intercambio de prisioneros entre Hamas e Israel, acompañado de una tregua de los combates en la Franja de Gaza y la entrada de más suministros médicos y de alimentos al enclave.
“Nos avergüenza regocijarnos cuando toda Palestina está herida”, señaló la fémina, quien cumplió ocho años de su condena de 11 por supuestamente intentar matar a soldados israelíes.
El 11 de octubre de 2015, cuando regresaba de Jericó a Jerusalén, el motor de su automóvil falló cerca del puesto de control castrense de Al Za’ayem.
Los militares abrieron fuego contra el vehículo ante el temor de un atentado, lo cual provocó la explosión de unos cilindros de gas que transportaba y un gran incendio.
Como resultado Jaabis sufrió quemaduras de primer a tercer grado, que afectaron entre el 50 y el 60 por ciento de su cuerpo, y perdió todos los dedos de sus manos y su rostro quedó desfigurado.
Sin embargo, la versión israelí afirma que ella intentó un ataque contra el retén, por lo cual fue condenada, una acusación que rechaza de forma tajante.
Mis heridas y mis luchas son visibles, no necesito hablar de ellas, subrayó a la prensa.
También expresó su preocupación por otras palestinas que conoció en la cárcel, incluidas niñas que lloraron cuando fue liberada “porque han sido sometidas a muchas cosas”.
Ayer otras exprisioneras denunciaron las torturas y maltratos a que fueron sometidas en las cárceles israelíes.
“La ocupación (Israel) practicó la represión más severa con golpizas, abusos, empleo de gases lacrimógenos, retirada de alimentos de celdas y cantinas”, detalló Amani Al-Hashim.
En similar sentido se pronunció Marah Bakir, detenida en 2015 y condenada a ocho años y medio de prisión.
Me aislaron en la cárcel desde el comienzo del conflicto en la Franja de Gaza, el 7 de octubre, me golpearon repetidamente e intentaron quitarme el hiyab (pañuelo usado por las mujeres musulmanas para cubrirse la cabeza) mientras estaba encadenada, narró.
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