En el encuentro se formularon declaraciones clave, en las que, además de las tareas internas, se prestó especial atención a las relaciones dentro de la Unión Europea (UE), a la posición de Hungría en el contexto de la crisis ucraniana y al papel de su comunidad.
Orban es el único político europeo destacado que no ha visitado Kiev ni desde el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania, ni durante todo el período de la presidencia de Vladimir Zelensky.
Sin embargo, al seguir la línea de Hungría en las organizaciones internacionales en este año, se puede argumentar que, en general, no se desvía de la corriente principal, sino que se abstiene de tomar iniciativas.
Durante 2022 Hungría no hizo ni una sola propuesta, sumándose únicamente a declaraciones conjuntas de los líderes y ministros de los países del Cuarteto.
Al considerar el concierto de intereses en la región alrededor del conflicto, el primer ministro húngaro estimó que lo principal es que los intereses de su país y Polonia coincidan, los cuales consisten en preservar la soberanía de Ucrania y la creación de un Estado democrático.
La diferencia, según él, es que los húngaros ven este conflicto como una batalla entre dos pueblos eslavos, en la que ellos mismos no quieren participar, mientras que los polacos la ven como su guerra y casi ya están dentro de ella.
Esto introduce complicaciones en las relaciones entre Budapest y Varsovia, pero es necesario tratar estos problemas con la ayuda de la razón, añadió el líder húngaro.
Sin embargo, en la historia moderna de Europa, por segunda vez después de la guerra de los Balcanes y la operación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte de 1999, se muestra como Budapest, a pesar de su pertenencia a esta, intenta adoptar una posición distante de las partes en conflicto.
Esto se explica con la renuencia del Gobierno magiar a perjudicar a la minoría nacional húngara que vive en Ucrania, pues según diversas estimaciones, en Transcarpatia viven hasta 130 mil ciudadanos de este país.
De acuerdo con analistas locales, lo que está en juego es la capacidad de Budapest para mantener un equilibrio entre las direcciones oriental y occidental, algo pragmáticamente beneficioso, pero cada vez más difícil de combinar para Viktor Orban. Orban subraya en sus discursos que es necesario no abandonar la UE, sino cambiarla, pues sin cambio, el fin llegará, y no será teatral, no habrá nada heroico en ello, según sus palabras.
En su opinión, si la situación actual continúa (es decir, ni la UE ni los Estados miembros siguen sus propias decisiones), entonces la comunidad simplemente se desmoronará.
De un modo u otro, cuando están en juego problemas de imagen para el «establishment» de la UE, que completará su ciclo de gestión en 2024 con ganas de salir espectacularmente, Bruselas consideró posible iniciar un diálogo con Orban.
Recientemente, se supo que la entidad comunitaria decidió comenzar a desbloquear fondos que no había entregado a los húngaros durante tres años, al alegar incumplimiento del Estado de derecho y corrupción en el país.
Ahora, la Comisión Europea reconoce los avances realizados por la nación magiar en la ejecución de 17 órdenes previamente presentadas al país y ha considerado posible enviar el primer tramo de mil millones de euros a Hungría en diciembre próximo, de los 13 en total.
Esperemos que el nuevo giro de la política de la UE sea un genuino acercamiento al llamado rebelde de la UE, en un intento de aunar esfuerzos ante venideros tiempos difíciles para la región.
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