El 2 de diciembre de 1956 esos jóvenes llegaron procedentes de México a una zona de manglares en Las Coloradas, apartado rincón de la actual provincia de Granma, dispuestos a ser libres o mártires.
El 25 de noviembre comenzaron una tortuosa travesía desde el puerto de Tuxpan, a bordo de la pequeña embarcación construida 13 años antes, con una eslora de 19,25 metros y apenas cinco de manga, concebida para trasportar a unas 20 personas.
Un mar tormentoso, roturas en el motor de la deteriorada nave, el sobrepeso que soportaba y la caída de un hombre al mar hicieron más largo el trayecto y retrasaron la llegada, prevista inicialmente para el 30 de noviembre.
De esta manera coincidiría con el levantamiento armado de la población de Santiago de Cuba, encabezado por Frank País, que pretendió desviar la atención de las fuerzas militares sobre el desembarco y fomentó un clima de lucha insurreccional en todo el país.
Fracasado ese intento de enmascaramiento, los expedicionarios se vieron asediados por el ejército y la aviación batistianas y a duras penas y con fuertes pérdidas lograron llegar a la Sierra Maestra, la principal cadena montañosa de la isla.
Esos parajes agrestes del oriente cubano se convirtieron en el escenario de la guerra de guerrillas desatada en los dos años siguientes en las montañas y llanos, con un creciente apoyo de la población mediante la lucha clandestina en las ciudades.
Los sobrevivientes de los combates posteriores al desembarco conformaron el embrión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), constituidas tras el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959 por el General de Ejército Raúl Castro, con la fusión de las fuerzas rebeldes con las milicias obreras, campesinas, estudiantiles y universitarias.
Por ese motivo, el 2 de diciembre Cuba celebra también el Día de las FAR.
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