Conocido como incubadora HERA (la sigla en inglés de la futura Autoridad Europea de Preparación y Respuesta a Emergencias de Salud), el proyecto fue presentado por la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen.
Adelantó que la semana próxima pedirá a los líderes europeos el apoyo a HERA, que contempla un presupuesto de 225 millones de euros, 150 de ellos en la investigación cooperada de las nuevas variantes, incluida su propagación en poblaciones y su impacto en la transmisibilidad.
Esta crisis nos ha enseñado que hay que actuar lo antes posible, invertir al máximo y contar con el mayor número de socios posibles, expuso von der Leyen en su cuenta de Twitter en alusión a la cooperación con otras naciones fuera del entorno de los 27.
La propuesta incluye la posibilidad del empleo de otras vacunas a las tres ya autorizadas por la Agencia Europea de Medicamentos: la de Pfizer-BioNTech (estadounidense-alemana), Moderna (Estados Unidos) y AstraZeneca (británica).
Además, la Unión Europea (UE) se aseguró cantidades de la alemana CureVac, la norteamericana Johnson & Johnson y de Sanofi-GSK (francesa-británica).
En materia de fármacos, los nuevos contratos incluirán planes detallados y creíbles sobre las capacidades de los laboratorios para cumplir las entregas de las dosis pactadas, luego que Bruselas reconociera que sobreestimó la capacidad de fabricación.
También podrían utilizarse capacidades productivas de terceros países, siempre y cuando cumplan los requisitos de seguridad europeos. Además se prevé la simplificación de los procedimientos para los productos aprobados previamente que adaptaran a nuevas variantes del coronavirus.
De cara a la incidencia de nuevas cepas, la Comisión llamó a que como mínimo en el cinco por ciento de los test con resultados positivos se secuencie el genoma del virus, para lo cual se dedicarán 75 millones de euros.
La estrategia de la CE involucra a investigadores, empresas biotecnológicas, fabricantes, reguladores y autoridades públicas, para monitorear variantes, intercambiar información y cooperar en la adaptación de las vacunas.
El plan se enfoca en tres ejes: la detección, análisis y adaptación de nuevas cepas, la aceleración de la aprobación de preparados para las nuevas variantes y un aumento de la producción masiva de vacunas contra la Covid-19.
Finalmente se lanzará una red de ensayos clínicos en 16 de los 27 Estados miembros, y en otros cinco países.
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