La decisión implica los juegos del sábado Le Havre-Nice y Lens-Reims y del domingo Nantes-Brest, Toulouse-Rennes y Lille-PSG, con los primeros como locales, con el argumento del riesgo de una violencia que ha impactado en los últimos meses al fútbol francés.
El malestar es lógico entre los seguidores afectados, pero también merece atención el criterio esgrimido por autoridades, después de hechos como el asesinato de un aficionado del Nantes el 2 de diciembre en la recepción del Nice o los ataques en Marsella contra buses de fans del Olympique de Lyon y del propio equipo.
Según el ministro del Interior, Gérald Darmanin, cuenta con su apoyo la postura fijada por la titular de Deporte, Amélie Oudéa-Castéra, quien abogó por suspender los traslados de aficionados visitantes en escenarios de riesgo hasta el 18 de diciembre, cuando tendrá lugar una reunión para abordar el tema.
La medida alcanza igualmente al fútbol europeo, y en ese sentido el propio Darmanin había anunciado la prohibición del traslado ayer de seguidores del Sevilla a Lens en el cierre de la fase de grupos de la Champions, aunque el Consejo de Estado autorizó el desplazamiento tras varias reclamaciones.
En el estadio Bollaert-Delelis muchos de los presentes dieron la bienvenida a los visitantes y criticaron al ministro del Interior.
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