La pantalla de la sala 23 y 12, en El Vedado capitalino, exhibirá este audiovisual competidor en el Concurso Latinoamericano y muestra al público una obra devenida uno de los documentales más vistos en la historia del cine de Chile.
Cuenta la sinopsis que Augusto Góngora y Paulina Urrutia están juntos desde hace 25 años y hace ocho a él le diagnosticaron Alzheimer, con lo cual ambos temen el día en que él ya no la reconocerá.
¿Somos nuestros recuerdos? ¿Si los perdemos dejamos de ser? ¿Qué amamos del otro? ¿Se puede vivir sin memoria? Estas son algunas de las preguntas que abre la conmovedora obra.
Es parte de la historia real de Góngora, conocido por su trabajo periodístico durante la dictadura pinochetista, y Urrutia, actriz y exministra de Cultura en el gobierno de Michelle Bachelet.
El portal cinechile reseñó que Urrutia no quería hacer este documental, a pesar de la propuesta de Alberdi y de lo reconocido de su trabajo anterior que incluye la oscarizada El agente topo, además de los también largometrajes documentales Los niños, La once y El salvavidas.
No quería que se hiciera una película sobre el avance del Alzheimer en su pareja, pero fue él quien aceptó la idea de la cineasta y se dispuso a dejar registro del deterioro al que la enfermedad lo estaba sometiendo.
Su argumento fue que si como periodista –especialmente en la época de la dictadura en que fue parte del equipo de Teleanálisis- hubo tanta gente que compartió con él su dolor y le permitió grabar y difundir sus momentos de mayor vulnerabilidad, él también podía hacerlo.
Esta anécdota de La memoria infinita da luces de la calidad humana con la que el espectador se irá encontrando a lo largo del metraje, la generosidad y la lucidez de esta pareja incluso en medio de la profunda fragilidad, subrayó cinechile.
Agrega el texto que por otro lado, el cine de Alberdi es reconocido por desarrollar un tipo de documental profundamente humano y, al mismo tiempo, finamente cuidado en lo estético.
La llegada de la pandemia obligó a la realizadora a entregar la cámara a Paulina Urrutia y trabajar a partir de los registros caseros que la actriz lograba filmar.
Ese paso de la luminosidad de las filmaciones pre pandemia a la textura más dura de las grabaciones amateur también habla de la dificultad del encierro y de su efecto en el deterioro del periodista.
La construcción del relato audiovisual da coherencia a este tránsito, sin sobre énfasis, pero tampoco haciéndole el quite al extrañamiento de esos momentos, resumió la fuente.
Entre los premios obtenidos por el audiovisual este año está el Gran premio del jurado en el Sundance Film Festival de Estados Unidos y el lauro al Mejor documental en el Stockholm Film Festival de Suecia.
Hace pocos días fue nominada a los Premios Goya 2024 en la categoría de Mejor Película Iberoamericana.
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