«Los intentos del Occidente colectivo de alterar la situación en el país mediante la técnica del golpe de Maidan son obvios», afirmó.
Zajárova insistió que la única reacción posible ante la situación es la estricta observancia de la Constitución y el respeto a la elección del pueblo serbio, que votó por los intereses nacionales.
Según información de la Cancillería rusa, partidarios del bloque de oposición Serbia contra la violencia, inconformes con los resultados de las elecciones del 17 de diciembre, ocuparon las escaleras frente al edificio de la administración de Belgrado y bloquearon la calle adyacente.
Durante la manifestación se rompieron cristales y arrojaron trozos de adoquines contra las puertas y ventanas del edificio, intentaron abrirse paso y la policía roció gases lacrimógenos.
A última hora de la noche anterior, las fuerzas de seguridad dispersaron a los manifestantes en pocos minutos, despejaron la plaza y establecieron un cordón.
Dos policías resultaron gravemente heridos y más de 35 alborotadores fueron detenidos.
Más tarde, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, en su discurso a la nación afirmó que las protestas en Belgrado son un intento de privar a Serbia de su independencia y soberanía.
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