El madrileño no tuvo inconvenientes con su Audi en la compleja etapa del pedregal hacia Yanbu (420 kilómetros) y vió como su gran rival, el francés Sébastien Loeb, sufría una nueva avería en su Hunter y se quedaba sin posibilidades.
Fue en el kilómetro 132 cuando el nueve veces campeón de estos rallys rompió en un salto la horquilla de la suspensión delantera derecha y le dejó al camino libre a Sainz.
Este, quizás sabiéndose ganador, bajo el ritmo en el tramo final y se le escapó el triunfo parcial, pero yo su mente está en la orilla del Mar Rojo cuando mañana viernes complete los últimos 175 kilómetros para recoger la corona.
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