Según Lavrentiev, a la retirada de las tropas norteamericanas de Iraq le seguirá la salida de Siria, porque no es posible mantener los servicios logísticos y las unidades militares en el país levantino sin la capacidad de utilizar el territorio vecino.
El lado iraquí comunicó estar listo para asumir la responsabilidad total de mantener el orden y garantizar la seguridad del país sin necesidad de componentes militares, precisó el enviado ruso.
Al respecto, Lavrentiev agregó que las interrogantes rondan ahora en el tiempo necesario para hacerlo y las medidas a tomar para cumplirlo.
En este sentido, manifestó que esto podría suceder en uno o dos meses, como ocurrió en Afganistán, extenderse durante años, o presentarse como si las tropas ya estuvieran retiradas y en cambio, se transforman en compañías militares privadas.
Ayer, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, anunció que las reuniones del Grupo de Trabajo de la Comisión Militar Conjunta Estados Unidos-Iraq comenzarán en los próximos días con el objetivo de discutir el futuro de la presencia norteamericana allí.
La Cancillería iraquí notificó el acuerdo con Washington para la formulación de un cronograma sobre la estancia de los asesores de la coalición internacional en el país.
Esto ocurrió como respuesta a las agresiones estadounidenses y sus ataques aéreos dentro de Iraq, que apuntaron a líderes de la resistencia y sedes de las Fuerzas de Movilización Popular en la frontera con Siria y en Jurf al-Nasr, al sur de Bagdad.
Cabe destacar que la Resistencia iraquí participa en la epopeya Diluvio de Al-Aqsa desde el 17 de octubre, en solidaridad con el pueblo palestino y en rechazo a la complicidad de la Casa Blanca con la agresión israelí en Gaza.
Desde el inicio de las operaciones, los enclaves estadounidenses en Iraq y Siria fueron objeto de más de 151 ataques y alrededor de 70 soldados resultaron heridos, reconoció el Pentágono.
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