Ante el busto del Apóstol, en el humilde barrio de Policarpa, en esta capital, y con la presencia del embajador de Cuba en Colombia, Javier Caamaño, representantes del Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba, docentes y estudiantes del colegio distrital José Martí, y miembros del cuerpo diplomático, tuvo lugar el homenaje a quien es considerado el más universal de todos los cubanos.
Como ya es tradición, las rosas blancas no faltaron, en alusión a uno de sus obras más hermosas, un poema sin título, identificado por su primer verso como «Cultivo una rosa blanca», uno de los más conocidos de José Martí, que aparece en sus Versos Sencillos.
En la celebración vibraron la música, la poesía y la hermandad entre dos pueblos, así como las reflexiones en torno a la repercusión del ideario del Apóstol en la construcción de la sociedad cubana.
Los participantes resaltaron la coherencia del fundador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra de Independencia entre su palabra y la acción, así como su trascendencia como uno de los más grandes poetas hispanoamericanos.
Llamaron a consolidar el estudio de toda su obra, desde la Edad de Oro, escrita para los niños, como su epistolario e su ideario pedagógico y a ahondar en las facetas de su pensamiento antiimperialista y latinoamericanista por la vigencia de sus ideas y por su extraordinaria capacidad de alertar.
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