Mediante una declaración, el movimiento confirmó el empleo de misiles y el impacto directo de la operación, en apoyo al pueblo en la Franja de Gaza y en solidaridad con los combatientes palestinos.
En este contexto, los medios israelíes informaron de disparos de cohetes desde Líbano contra el asentamiento de Al-Manara en la Alta Galilea.
Al mismo tiempo, consideraron el frente en llamas y reconocieron la desconfianza del público israelí en el gobierno ultraderechista de Benjamín Netanyahu.
También manifestaron que los soldados de reserva de las fuerzas locales de las colonias enfrentan dificultades mentales, al estar lejos de sus familias dispersas y en constante alerta máxima ante la amenaza de los misiles guiados de la Resistencia.
El periódico Israel Hayom reveló que los residentes de los asentamientos del norte se opusieron a la propuesta de regresar a ellos por temer a las operaciones de Hizbulah.
Al respecto, el exministro del gobierno israelí Meir Sheetrit comentó que de estallar una guerra con Líbano, los misiles de la Resistencia no sólo alcanzarán Kiryat Shmona, sino también llegarán a Tel Aviv, Dimona y cualquier lugar en el interior de la entidad.
La Resistencia abrió el frente sur libanés desde el 8 de octubre y llevó a cabo más de 722 acciones en un radio superior a los 100 kilómetros contra todos los sitios y puntos fronterizos israelíes.
En más de 100 días, los combatientes de Hizbulah atacaron concentraciones de soldados, vehículos y drones enemigos, además de lanzar misiles hacia los asentamientos israelíes, en respuesta por los crímenes contra civiles libaneses.
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