Se confiscaron grandes cantidades de hachís en la vasta región desértica de Al-Badieh y las mismas iban a ser contrabandeadas hacia los países vecinos, aclararon las fuentes.
Precisaron que los grupos terroristas y narcotraficantes aprovechan la difícil naturaleza geográfica del desierto y las condiciones climáticas que dificultan las operaciones de peinado y reconocimiento.
Las fuerzas de seguridad seguirán cumpliendo sus funciones y perseguirán a todas las organizaciones terroristas, a los narcotraficantes y a cualquiera que intente perjudicar la seguridad de la patria y los ciudadanos, reafirmaron las fuentes.
El día 8 de enero pasado, unidades conjuntas del ejército y las fuerzas de seguridad abortaron un intento de trafico de drogas, en el municipio de Palmira, en el desierto oriental, mientras el 27 de diciembre pasado, se abortó otra acción similar en la provincia de Deraa, a 100 kilómetros al sur de esta capital, cerca de la frontera con Jordania. El Ministerio del Interior dio a conocer que se incautaron 200 mil comprimidos de anfetamina con cafeína o captagón, y 210 paquetes de hachís.
El titular de Asuntos Exteriores de Siria, Faisal Al-Mekdad, refutó todas las declaraciones que acusan a Damasco de facilitar el tráfico de drogas y pidió cooperación internacional para erradicar este fenómeno.
Aclaró que la guerra y el terrorismo impuestos al país lo convirtieron en un corredor y zona de tráfico de drogas a Jordania y los Estados del Golfo.
El ministro explicó que algunos individuos fuera de la ley aprovechan de una forma u otra que el ejército y las fuerzas de seguridad sirias estén inmersos ahora en la lucha contra el terrorismo y se dedican al contrabando de las drogas.
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