El embajador palestino, Riyad Mansour, pidió al órgano de seguridad “asumir su responsabilidad, actuar de inmediato y detener los combates, salvando a Rafah de esta catástrofe que se avecina”.
En declaraciones a la prensa, el diplomático adelantó que el Grupo Árabe mantiene colaboraciones con los integrantes de la herradura y elogió a Argelia, miembro no permanentes desde enero de este año, por redactar una resolución que se planea presentar.
Nuestro esfuerzo, agregó, es hacer todo lo posible para impedir que Israel cometa el crimen de despoblar la Franja de Gaza y detener la guerra, de inmediato.
De acuerdo con el representante palestino, la garantía para ello es conseguir la anhelada resolución para un alto el fuego, vetada anteriormente por Estados Unidos.
“Esperamos que el Consejo de Seguridad asuma esa responsabilidad”, agregó Mansour al remarcar la necesidad de actuar «lo más rápido posible dentro de su mandato y su poder».
El secretario general de la ONU, António Guterres, consideró preocupantes las restricciones impuestas por Tel Aviv para limitar la distribución humanitaria en Gaza, mientras que los mecanismos para proteger la entrega de ayuda no son efectivos.
«Mi sincera esperanza es que las negociaciones para la liberación de rehenes y alguna forma de cese de hostilidades tengan éxito para evitar una ofensiva total sobre Rafah», dijo ayer a la prensa.
En esa ciudad se encuentra el núcleo del sistema humanitario, por lo que la ofensiva tendría «consecuencias devastadoras», añadió.
Las operaciones militares en esa sureña demarcación podrían provocar una matanza en Gaza y dejar una operación humanitaria que ya es frágil al borde de la muerte, alertó por su parte el subsecretario de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths.
El representante insistió en la falta de garantías de seguridad, suministros de ayuda y capacidad de personal para mantener a flote esta operación.
“El escenario que hemos temido durante mucho tiempo se está desmoronando a una velocidad alarmante”, afirmó el también coordinador de la ayuda humanitaria del organismo en un comunicado divulgado el martes.
La mitad de la población de Gaza –estimada en más de un millón de personas– está hacinada en Rafah, mirando a la muerte cara a cara: tienen poco para comer, apenas acceso a atención médica, ningún lugar donde dormir, ningún lugar seguro al que ir, lamentó el texto.
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