Esta región, controlada por los paramilitares, es objeto de continuos enfrentamientos y ataques en medio de la guerra que mantienen las partes, lo que ha destruido numerosas viviendas y e inutilizadas infraestructuras esenciales, como el campo de desplazados internos de Neim, un hospital y dos estaciones de suministro de agua dentro de la ciudad.
Recientemente, el Tribunal Penal Internacional denunció en Naciones Unidas atrocidades cometidas en la ciudad de El Geneina, capital de Darfur Occidental, donde la violencia afectó principalmente a las personas que se encontraban en campos de refugiados.
Por otra parte, se conoce que una abrumadora cifra de 10,7 millones de personas fueron desplazadas por los conflictos en Sudán, nueve millones dentro del país, de acuerdo con nuevos datos difundidos por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Los enfrentamientos en Sudán estallaron el 15 de abril del pasado año, por contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST), al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos con grado de general, se disputan el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente Omar al Bashir.
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