Solo esa cifra de peregrinos permitieron las autoridades del reino del desierto para evitar la expansión de la pandemia de la Covid-19, muy inferior a los millones que cada año participan en tales rituales.
Desde este sábado y hasta ayer, domingo, los asistentes ejecutaron el tawaf en la Gran Mezquita de La Meca o circunvalación a la Kaaba, una gran estructura cúbica envuelta en tela negra bordada en oro venerada por los musulmanes de todo el mundo.
Esa ceremonia consiste en darle siete vueltas al principal símbolo del islam y en contra de las manecillas del reloj.
Con posterioridad, los peregrinos viajaron hacia Mina, donde se halla el monte Arafat, 46 mil de ellos ya estaban en la localidad, según el viceministro saudita de Hajj y Umrah, Abdelfattah bin Suleiman Mashat.
‘El número de mujeres en el hajj de este año supera 40 por ciento del total’, puntualizó.
Durante todos los rituales, equipos de especialistas controlan el estado físico de los viajeros, aseguró la directora del departamento de hajj y umrah del Ministerio de Salud, Sari Asiri.
Cualquier persona con síntomas de infección del coronavirus, guardará aislamiento, agregó.
Un día después del ascenso al Arafat con oraciones y cantos del Corán, el libro sagrado de los musulmanes, los peregrinos lanzarán piedras en la simbólica lapidación del diablo.
El hajj, una de las reuniones religiosas anuales más grandes del mundo, forma parte de uno de los cinco pilares del Islam, obligatorio al menos una vez en la vida para todos los fieles con posibilidades físicas y económicas para realizarlo.
La peregrinación de este año superó en número a la de 2020, aunque en ambos casos solo permitieron la asistencia de residentes en el reino en edades desde 18 a 65 años y con preferencia para quienes nunca la habían hecho.
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