De acuerdo con el director general de esa organización, Willie Walsh, la aviación está comprometida con la descarbonización como industria global, por lo que opinó que no son necesarias medidas persuasivas ni punitivas, como los impuestos para impulsar el cambio.
De hecho, afirmó, los impuestos desvían un dinero procedente del sector que puede contribuir a la reducción de emisiones mediante la inversión en renovación de flotas y tecnologías limpias.
Apuntó que en ese empeño los gobiernos deben establecer un marco político constructivo que se centre, de forma inmediata, en los incentivos para el lanzamiento del cielo único europeo.
Con el fin de lograr la descarbonización de la aviación la IATA propuso el empleo de combustibles sostenibles, capaces de reducir las emisiones sobre un 80 por ciento, en comparación con los carburantes tradicionales.
Su escasez y precios elevados limitarán su consumo a 120 millones de litros en 2021, una parte muy pequeña si se compara con los 350 mil millones de litros que las aerolíneas pueden consumir en un año.
También se pretenden medidas basadas en el mercado con el fin de gestionar las emisiones hasta que las soluciones tecnológicas estén completamente desarrolladas para toda la aviación internacional.
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