La duodécima versión la preparaba Japón para 1940, pero debido a
su contencioso con China la sede fue traspasada a Helsinki, donde
tampoco pudo materializarse. Cuatro años más tarde le correspondía a
Londres, pero el conflicto bélico aún no terminaba.
Una vez finalizada la conflagración, el Comité Olímpico
Internacional volvió a pensar en la capital británica y las
autoridades de esta aceptaron, a pesar de lo extenuadas que estaban
sus arcas y que todavía no se restañaban totalmente las heridas de
la ciudad provocadas por los bombardeos alemanes.
El 29 de julio de 1948 se efectuó en el estadio de Wembley la
ceremonia de apertura de los Juegos de la XIV Olimpiada, con un desfile de más de cuatro mil deportistas de 59 países, récord entonces a pesar de no ser invitadas Alemania y Japón.
Por primera vez una mujer fue la máxima atracción de un evento de
este tipo. La holandesa Francina ‘Fanny’ Blankers-Koen, ama de casa y madre por partida doble, fue la versión femenina de Jesse Owens al
ganar cuatro medallas de oro en pruebas del campo y pista.
Fanny se rio de quienes afirmaban que con sus 30 años de edad
estaba muy vieja para asistir y se llevó de Londres los títulos en
100 y 200 metros lisos, 80 metros con obstáculos y el relevo 4×100.
También causó admiración el joven estadounidense Bob Mathias, de
17 años, el ganador de menos edad de la más imponente de las pruebas
atléticas, el decatlón, evento en el cual por primera vez había
incursionado a principios de ese año.
Al finalizar Mathias afirmó que nunca más tomaría parte en éste,
pero felizmente cambió de idea pues un cuatrienio después, en
Helsinki, repitió su resultado, hazaña que perduró como única hasta
1984 cuando la igualó el británico Daley Thompson.
Quienes presenciaron la carrera de los 10 mil metros en Wembley
supieron que en su ganador veían a una futura estrella del atletismo
mundial que en estos Juegos comenzaba a refulgir.
Emil Zatopek, más adelante apodado la Locomotora Checa, quebró por primera vez en olimpiadas la barrera de los 30 minutos en los 10
kilómetros y fijó el récord en 29:59,6. Además, capturó la medalla de plata en los cinco mil metros.
De Argentina llegó a Londres Pascual Pérez para pelear en la
división mosca del boxeo olímpico, pero el primer control arrojó que
estaba pasado de peso.
Nada que hiciera para sudar lo suficiente lograba bajarlo a los
51 kilogramos, que comenzaron ese propio año a tomarse como máximo
para dicha categoría, hasta que se descubrió el origen del problema:
la pesa estaba defectuosa y, por ende, se equivocaba.
Pérez fue el primero en salir en el sorteo, primero en combatir
en el programa pugilístico londinense y primero en ganar una medalla
de oro en esta disciplina.
La especialista en salto alto británica Dorothy Tyler tal vez sea
una de las más desafortunadas atletas olímpicas de todos los tiempos
con el par de preseas plateadas conseguidas en estos eventos.
En Berlín 1936 fue una de las tres que más saltó en la
competencia y el desempate era por el numero de faltas cometidas. La
inglesa, entonces apellidada Odam, ocupó la segunda plaza.
Otra igualada en la cima ocurrió en la lid de Londres’1948 pero
ahora ganaba quien hubiera pasado la altura más alta en su primer
intento. La británica nuevamente fue relegada al segundo escalón.
Pero los resultados de ella demuestran que si las reglas hubieran
sido a la inversa en una y otra competencias, en ambas Dorothy se
hubiera proclamado campeona.
Bertil, Gunnar y Knut Nordahl son los únicos tres hermanos
ganadores de medallas de oro en un mismo evento, en idéntico año,
pero también al unísono en Juegos Olímpicos, logradas al termino del
partido en que Suecia ganó el título de fútbol en Londres.
El argentino Delfo Cabrera nunca había participado antes en una
maratón y en esta decimocuarta edición le dio a Latinoamérica el
título en la agotadora prueba.
De 1929 a 1938 el húngaro Karoly Takacs fue uno de los mejores
tiradores de su país y siempre ocupaba un lugar en la selección
nacional que concurría a las competencias europeas, pero en ese
último año, durante unas maniobras militares, una granada le explotó
en su mano de tirar, la derecha, y se la arrancó.
Después de pasar casi un año en un hospital, Takacs comenzó a
entrenar con su otra mano y así se convirtió en zurdo. En Londres, y
cuatro años después en Helsinki, fue el mejor en pistola automática.
El esgrimista danés Ivan Ossier inició y concluyó en Londres la
vida olímpica más longeva, con 40 años en total. Tras debutar en 1908 en la capital británica, completó aquí ocho asistencias, durante las cuales, sin embargo, sólo cosechó una medalla plateada.
Su esposa, Ellen, fue la titular del florete durante el debut
femenino en París 1924.
El relevo británico 4×100 metros del atletismo terminó segundo la
carrera, mas el estadounidense ganador fue descalificado y las
medallas de oro pasaron a la cuarteta local.
Pero la felicidad le duró apenas 24 horas, pues el jurado falló
favorablemente a la apelación presentada por la delegación
norteamericana. Los británicos tuvieron que devolver las preseas
doradas y conformarse con las plateadas.
Estados Unidos recuperó en Londres el liderazgo por países al
sumar 38 galardones de oro, 27 de plata y 19 de bronce.
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