De acuerdo con detalles del experimento publicados en la revista Nature, los investigadores documentaron la transición de fase en el sincrotrón alemán BESSY II para lo cual experimentaron con metales alcalinos, que liberan su electrón externo con mucha facilidad.
El intento consistió en exponer dentro de una cámara de vacío, una gota de aleación de sodio y potasio a una pequeña cantidad de vapor de agua, que comienza a condensarse en su superficie.
‘Los electrones liberados del metal alcalino se disuelven en la capa de agua de la superficie y se produce un número suficiente de ellos para superar el límite crítico necesario en la formación de una banda de conducción y dar lugar a la solución acuosa metálica’, indicó el texto.
Aunque es conocido que la química entre los metales alcalinos y el agua es explosiva; así como el sodio u otros metales alcalinos comienzan a arder inmediatamente en el agua; el equipo ensayó una manera de mantener esta química bajo control.
Los expertos pusieron un poco de agua en una gota de metal alcalino, un aleación de sodio-potasio (Na-K), la cual es líquida a temperatura ambiente.
Después en el BESSY II, establecieron el experimento en la cámara de muestras de alto vacío conocida como SOL3PES en la línea de luz U49/2, que contiene una boquilla fina de la cual gotea la aleación líquida de Na-K.
‘Fue así que la gota de plata creció durante unos 10 segundos hasta desprenderse de dicha boquilla; y mientras aumentaba en tamaño, algo de vapor de agua fluyó hacia la cámara de muestra formando una piel extremadamente delgada en la superficie de la gota’, detallaron los especialistas.
Resaltaron que ese proceso posibilita que los electrones, así como los cationes metálicos, se disuelvan de la aleación alcalina en el líquido y los electrones liberados se comportan como electrones libres en una banda de conducción.
‘Pudimos comprobar entonces la transición de fase a agua metálica a simple vista y demostrar que en la Tierra se puede producir agua metálica con las propiedades espectroscópicas asociadas a un hermoso brillo metálico dorado’, concluyó el doctor Robert Seidel, supervisor de los experimentos en BESSY II.
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