Según la revista Annals of Internal Medicine, cuando se abandona este hábito las células no pequeñas en fase inicial pueden ralentizar el avance de la dolencia e incluso reducir la mortalidad. Los participantes fueron entrevistados al inicio del estudio para conocer sus antecedentes médicos y de estilo de vida, incluidas las características del tumor.
Luego se les chequeó durante de sieteaños para registrar cualquier cambio en su conducta de fumar, los tratamientos y el estado de la enfermedad.
De las personas que fumaban cuando se les diagnosticó cáncer de pulmón, menos de la mitad dejó de fumar y muy pocos recayeron.
Los pacientes que dejaron de hacerlo tenían más probabilidades de vivir más tiempo en general de 6,6 años frente a 4,8.
La investigación demostró que, incluso después de ser diagnosticado sigue siendo muy beneficioso dejar este hábito, pues tal decisión puede alargar su vida.
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