Ortega y Murillo, depositaron una ofrenda floral en el monumento al líder antimperialista en el Mausoleo de los Héroes, en la capitalina Plaza de la Revolución.
Al concluir la ceremonia la vicepresidenta dijo a los medios que ‘Sandino vive, y la lucha por el amor y la justicia sigue presente’.
Destacó que para los nicaragüenses el legado de Sandino es un patrimonio heroico, el cual marca el deber de ser patriotas.
Murillo recordó el dolor que todavía se siente por tantos nicaragüenses, como el General de hombres libres, ‘sacrificados por la avaricia y el odio’.
A la ceremonia de recordación asistieron también el presidente la Asamblea Nacional (parlamento), Gustavo Porras, y los jefes del Ejército y la Policía, general Julio César Avilés y comisionado Francisco Díaz, respectivamente.
Después de expulsar a las tropas interventoras estadounidenses tras seis de lucha de guerrillas en el norte del país (1926-1933) y aceptar la paz el general Augusto C. Sandino fue emboscado al salir de la cena con el presidente la Republica y asesinado junto a miembros de su estado mayor la noche del 21 de febrero de 1934.
El plan criminal fue preparado de conjunto entre el embajador de Estados Unidos y el jefe de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza García.
Inspirados en sus ideas del general patriota un grupo de revolucionaros nicaragüenses, encabezados por Carlos Fonseca Amador, organizó en 1961 el Frente Sandinista de Liberación Nacional que 18 años después derrotó a la dictadura de la familia Somoza.
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