Cada 22 febrero e igual día de octubre, los rayos del astro iluminan perpendicularmente el complejo de Ramsés II (1284 a.n.e), uno de los monarcas más famosos del Antiguo Egipto, llamado por sus sucesores el ‘gran ancestro’ debido a su poderío y proezas militares.
Hasta ese tesoro arqueológico, que fue trasladado de su emplazamiento original para protegerlo de las corrientes de El Nilo, llegaron este lunes amantes de la egiptología de todo el país y viajeros de varias nacionalidades a fin de presenciar la intensidad del sol al amanecer y el recorrido de la luz por todo el recinto.
Expertos locales restauraron el santuario antes del fenómeno solar que en tiempos normales es admirado por millares de visitantes extranjeros y lugareños.
Abu Simbel, uno de los principales destinos turísticos de Egipto, está ubicado en el sur, específicamente en la región Nubia, considerada la principal ventana hacia el resto del continente africano y puente para la transculturación en ambos sentidos.
Los templos de dicho paraje fueron moldeados en la roca durante el reinado del faraón Ramsés II, como homenaje a él y a su esposa Nefertari, tras la victoria en la batalla de Kadesh contra los hititas, de origen asiático.
De igual forma estuvieron concebidos para venerar a los dioses Amón, Ra y Ptah, y mostrar la superioridad del gobernante frente a sus vecinos, refieren apuntes históricos.
agp/ap