Las nuevas estimaciones plantean que, de todos los productos cultivados, aproximadamente el 40 por ciento no se consume, algo muy desestimado pues solo 11 de los 192 planes nacionales presentados como parte del Acuerdo Climático de París mencionaron la pérdida y el desperdicio de comida.
El texto, Enviado a la basura, es la primera cuantificación de las mermas totales de alimentos en los establecimientos agropecuarios desde 2011, estudio que combina datos actualizados sobre la pérdida en las cadenas de suministros y el desperdicio en el comercio minorista y el consumo, desde los campos hasta la mesa de los consumidores.
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza, la producción de alimentos utiliza una gran cantidad de tierra, agua y energía, por lo que el enorme desaprovechamiento a nivel mundial tiene un impacto significativo en la economía, el cambio climático, en la degradación ambiental y la inseguridad alimentaria.
Estimaciones anteriores sugieren que el desecho de alimentos representa el ocho por ciento de los gases de efecto invernadero, pero los nuevos datos de este informe indican que son aún más sustanciales y apuntan a una contribución de aproximadamente el 10 por ciento de todas las emisiones.
Otro de los resultados del informe es que se utilizan aproximadamente 4,4 millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas y 760 kilómetros cúbicos de agua para producir el alimento que se desperdicia.
Actualmente, a nivel mundial más de 800 millones de personas se van a dormir sin tener cubiertas sus necesidades básicas de alimentación, por lo que resulta incoherente desperdiciar el 40 por ciento, precisó el documento.
Señaló, además, que con la cantidad de comida que termina en la basura, se podría alimentar más de siete veces a quienes hoy pasan hambre en el planeta, algo que debe revertirse para solucionar los problemas globales de inseguridad alimentaria y desnutrición, y reducir los impactos en la salud ambiental.
Adoptar una visión más integral y abordar las pérdidas en todas las etapas de la producción y consumo de alimentos ayudará a mitigar el cambio climático, reducirá la presión para convertir y degradar la naturaleza y ayudará a lograr la seguridad alimentaria y nutricional, advirtió el organismo.
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