Los datos ofrecidos sobre el crecimiento económico muestran una ligera mejoría sobre las estimaciones previas para el periodo de abril-junio, que eran del 0,9 por ciento, y sumados a los del primer trimestre del año hacen que el PIB francés se acerque a su nivel anterior a la crisis sanitaria de la Covid-19.
El Gobierno no modificó sus previsiones para el 2021 y espera un crecimiento del seis por ciento, lo que supondría volver al nivel de desempeño económico previo a la pandemia.
Esta visión positiva tuvo su contrapartida en el ámbito de la economía familiar, ya que el consumo de los hogares en Francia cayó bruscamente en julio, un 2,2 por ciento con respecto a junio, mientras que la inflación se aceleró en agosto y alcanzó el 1,9 por ciento interanual (siete décimas más que el mes anterior).
De acuerdo con el texto, ‘este aumento de la inflación se debe, en particular, al repunte de los precios de los productos manufacturados en relación con el final de las rebajas de verano, de los alimentos y la energía’.
El Insee también advirtió que ‘los precios de los servicios deberían aumentar ligeramente en consonancia con los del transporte’, así como los del tabaco que continuarán haciéndolo durante un año, al mismo ritmo que el mes anterior.
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